La relación entre Etoo y Guardiola ha dado entre la prensa muchos motivos de que hablar. Nada más llegar al banquillo, Guardiola dijo públicamente que no contaba con el camerunés. Pero los goles en pretemporada y durante la temporada convencieron al entrenador que Etoo debía ser titular. Ha pasado un año: Etoo ha sido segundo máximo goleador de la Liga y marcó en la final de la Copa de Europa.
Guardiola ha demostrado ser un entrenador inteligente: si quiere otro delantero es que busca algo más que el camerunés no tiene. Yo no sé qué aporta Etoo y qué Ibramovich. Ni, por supuesto, el comportamiento de Etoo en el vestuario. Pero la noticia que firma en As M. Llorens no tiene sentido: la primera parte, pase, que el camerunés es un egoísta que piensa más en premios personales que colectivos al buscar el Pichichi sin tener en cuenta que la Liga estaba ganada y la Copa de Europa a la vuelta de la esquina. Pero que se despiste y beba una bebida refrescante prohibida por el técnico no parece motivo. Otra cosa es que el periodista estuviera informado de que se trató de un reto al entrenador. No lo dice: sólo habla de despiste. Ni Guardiola ni nadie se desprende de uno de los mejores jugadores del mundo por un despiste.
M. Llorens:
"Su relación se basó en el respeto y el día a día, pero nunca tuvieron el feeling necesario como para considerarse amigos. Pep Guardiola espera que Joan Laporta finiquite la multimillonaria compra de Zlatan Ibrahimovic, mientras Samuel Etoo aguarda con paciencia tomar una decisión final.
Tuvieron enfrentamientos públicos, aunque hubo dos que marcaron definitivamente la marcha de su convivencia. Finalizando el campeonato, el africano le recriminó al entrenador una suplencia: en su cabeza, además de los éxitos del equipo, sólo rondaba la posibilidad de conseguir alzarse con el trofeo de máximo goleador del campeonato, su gran obsesión.
Hubo otro día, en cambio, que la cosa fue a más. Con la prohibición por parte de los técnicos de que los profesionales consumieran bebidas refrescantes, el africano se despistó y se bebió una casi del tirón. Eso acabó de enfadar a Guardiola, que, a pesar de que es consciente de que los goles del africano fueron determinantes para lograr el triplete, no le quiere más en el vestuario".
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