Como sabrán, el PSC está federado al PSOE pero es un partido independiente que comparte Grupo Parlamentario en el Congreso.
Su sector catalanista/independentista ha mostrado en reiteradas ocasiones su malestar con el Partido Socialista y su Secretario General y sus deseos de formar Grupo parlamentario propio. Tienen razón: hay más cosas que los separan del resto de socialistas españoles que las que los unen. Además, su táctica chantajista funciona porque saben que al Presidente lo pueden chantajear: no hubiera ganado las Elecciones Generales sin el apoyo masivo en Cataluña y, ahora que parece el PSOE va a perder Andalucía, necesitan esta Comunidad Autónoma más que nunca.
Sin embargo, el PSOE también cuenta con una ventaja: en primer lugar, las Elecciones Catalanas las va a ganar CIU, lo que puede beneficiar al socialismo en otros puntos de España cuando sus potenciales votantes no lo vean como un rehén del PSC. Además, la victoria de CIU, con apoyo socialista, puede llevar a que el partido nacionalista apoye al PSOE en las Generales donde ni este partido ni el popular van a obtener mayoría absoluta.
Pero, sobre todo, ha llegado el momento de que PSOE y PSC se presenten por separado en Cataluña, cada uno con su programa electoral y, una vez pasadas las elecciones, que se unan en el Parlament. Sólo así se podría saber quiénes votan al socialismo español y quiénes al catalán. Estos últimos creo que están sobrerrepresentados por cuestiones que tienen que ver con el papel de las elites en la política en general y más en Cataluña, donde se necesita ser de la tribu como Maragall y su abuelo poéta o te toca hacer penitencia diaria como Montilla.
Siempre he pensado que es irreal pensar que el número de personas que acuda a un mitin o manifestación significa algo. No significa nada: sólo el voto en las elecciones tiene importancia. Pero ahora que hablan de manifestaciones de miles de ciudadanos, los simpatizantes socialistas pueden buscar cualquier vídeo de un mitin socialista en Cataluña en los últimos diez años: va Felipe y llena, va Manuel Chaves e Ibarra y también llenan, y les aplauden. Nada que ver con la frialdad con que se recibe a Montilla o a Maragall. Confieso que los mítines y sus asistentes me provocan cierta repugnancia: el político que prueba el vino de la tierra, la mancha de sudor en el sobaco, los viejos eslóganes que traicionaron cuando se convirtieron en profesionales de la política...
Un PSOE libre de las amenazas del PSC podría virar hacia una política auténticamente española, lo que no significa que no avancen hacia un proyecto federal, si esa es su idea, sino que en ese nuevo proyecto federal participen por igual todos sus miembros, no ejerzan los catalanistas del partido de hermanos mayores con derecho a veto. Entre otras razones porque el PSOE de Andalucía parece que aboga por un estado federal mientras que el PSC por otro confederal... Y no es lo mismo
Su sector catalanista/independentista ha mostrado en reiteradas ocasiones su malestar con el Partido Socialista y su Secretario General y sus deseos de formar Grupo parlamentario propio. Tienen razón: hay más cosas que los separan del resto de socialistas españoles que las que los unen. Además, su táctica chantajista funciona porque saben que al Presidente lo pueden chantajear: no hubiera ganado las Elecciones Generales sin el apoyo masivo en Cataluña y, ahora que parece el PSOE va a perder Andalucía, necesitan esta Comunidad Autónoma más que nunca.
Sin embargo, el PSOE también cuenta con una ventaja: en primer lugar, las Elecciones Catalanas las va a ganar CIU, lo que puede beneficiar al socialismo en otros puntos de España cuando sus potenciales votantes no lo vean como un rehén del PSC. Además, la victoria de CIU, con apoyo socialista, puede llevar a que el partido nacionalista apoye al PSOE en las Generales donde ni este partido ni el popular van a obtener mayoría absoluta.
Pero, sobre todo, ha llegado el momento de que PSOE y PSC se presenten por separado en Cataluña, cada uno con su programa electoral y, una vez pasadas las elecciones, que se unan en el Parlament. Sólo así se podría saber quiénes votan al socialismo español y quiénes al catalán. Estos últimos creo que están sobrerrepresentados por cuestiones que tienen que ver con el papel de las elites en la política en general y más en Cataluña, donde se necesita ser de la tribu como Maragall y su abuelo poéta o te toca hacer penitencia diaria como Montilla.
Siempre he pensado que es irreal pensar que el número de personas que acuda a un mitin o manifestación significa algo. No significa nada: sólo el voto en las elecciones tiene importancia. Pero ahora que hablan de manifestaciones de miles de ciudadanos, los simpatizantes socialistas pueden buscar cualquier vídeo de un mitin socialista en Cataluña en los últimos diez años: va Felipe y llena, va Manuel Chaves e Ibarra y también llenan, y les aplauden. Nada que ver con la frialdad con que se recibe a Montilla o a Maragall. Confieso que los mítines y sus asistentes me provocan cierta repugnancia: el político que prueba el vino de la tierra, la mancha de sudor en el sobaco, los viejos eslóganes que traicionaron cuando se convirtieron en profesionales de la política...
Un PSOE libre de las amenazas del PSC podría virar hacia una política auténticamente española, lo que no significa que no avancen hacia un proyecto federal, si esa es su idea, sino que en ese nuevo proyecto federal participen por igual todos sus miembros, no ejerzan los catalanistas del partido de hermanos mayores con derecho a veto. Entre otras razones porque el PSOE de Andalucía parece que aboga por un estado federal mientras que el PSC por otro confederal... Y no es lo mismo
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