Titulábamos un escrito reciente Escoria nacionalista en referencia a unas palabras de altos cargos sin identificar del PNV en El País sobre la viudad de Puelles. Iñigo Urkullu, que todavía no ha sido capaz de recoger el legado de Imaz pero que tampoco es Ibarretxe, dijo en Radio Euskadi que le parece "absolutamente positivo que hablen las víctimas, que se desahoguen, que digan lo que tengan que decir desde su propia posición y no desde un carácter político".
Bien por Urkullu, aunque se le olvida que cuando gobernaban ellos, las condolencias o las muestras de repulsa por los asesinatos de ETA llevaban siempre una coletilla política que era la necesidad de resolver un conflicto entre País Vasco y España para que no se siguiera matando: además, la percepción es que miraban al asesinado y a su familia como marcianos, gente por la que sentir lástima pero con la que no se era capaz de empatizar. Patxi López lo ha dejado claro: el asesinado era uno de los nuestros, ha dicho.
Bien por Urkullu, aunque se le olvida que cuando gobernaban ellos, las condolencias o las muestras de repulsa por los asesinatos de ETA llevaban siempre una coletilla política que era la necesidad de resolver un conflicto entre País Vasco y España para que no se siguiera matando: además, la percepción es que miraban al asesinado y a su familia como marcianos, gente por la que sentir lástima pero con la que no se era capaz de empatizar. Patxi López lo ha dejado claro: el asesinado era uno de los nuestros, ha dicho.
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