jueves, 13 de septiembre de 2012

La conversión del Imperio: Helena y Constantino: del Lazio a la Nueva Roma (María Lara Martínez)



María Lara Martínez
El sábado 15 de septiembre la Academia de la Cultura: Teología y Humanismo Orden Cruzados de la Vera Cruz ha programado la conferencia de la historiadora y novelista María Lara Martínez: La conversión del Imperio: Helena y Constantino: del Lazio a la Nueva Roma.



Posteriormente María Lara firmará ejemplares de su novela histórica (sobre Santa Elena) El velo de la promesa, con la que en agosto de 2011 ha recibido el Premio de Novela Histórica “Ciudad de Valeria”. Asimismo el éxito de público la ha acompañado, ya que en junio de 2012 se ha emitido la tercera edición. Este libro ha sido presentado en varias ciudades, entre ellas Madrid, Cuenca y Guadalajara y en prestigiosas instituciones como el Ateneo de Sevilla. 
La novelista e historiadora María Lara avanza que ya ha comenzado a escribir una segunda parte sobre la vida de la emperatriz Helena (más conocida entre nosotros como Santa Elena).
—¿Qué le diría a los futuros historiadores, más a aquellos que prefieran la investigación a la docencia?
—Sobre todo que tengan ganas de seguir su vocación por las humanidades, por la historia, y que no se desanimen aunque los vientos ahora puedan ser contrarios; que ante todo se deleiten y sientan el sano disfrute que provoca la lectura y la investigación sobre un tema que apasiona tanto que lo haces tuyo y ya es casi imposible separar tu vida personal de los personajes que has ido recreando en tus lecturas o escrituras.

—¿Qué supone para usted visitar Caravaca, cuya Patrona es la Santísima y Vera Cruz y donde existe una gran devoción por Santa Elena?

-Una gran emoción, en la Emperatriz Elena he concentrado muchas horas durante cuatro años de mi vida, y una vez terminada mi investigación y mi libro ha sido otro año compartiendo esa experiencia, la de esta mujer, en distintos puntos de la geografía española. Caravaca es un centro de devoción universal hacia la Santísima Cruz y, por supuesto, hacia Santa Elena por su activa contribución en la exaltación. Una fiesta de exaltación que me ha parecido desde siempre muy significativa. Para mí presentar mi libro y hablar sobre la emperatriz en Caravaca supone una gratificación.

—¿En qué consistirá el acto del 15 de septiembre?

-Hemos previsto dos actividades: la conferencia y la presentación: la conferencia tiene como objetivo mostrar cómo el Imperio que había logrado dominar el orbe y extender la latinidad por todo el mundo conocido, a partir del siglo I después de Cristo sufre un procesi de transformación religiosa que lleva a los cristianos a una tesitura complicada porque los seguidores de otros cultos no están puestos en el punto de mira del legislador, en tanto en cuanto sus dioses se incorporan al panteón romano, en cambio para el cristiano su dios es único y no puede compartir espacio con Apolo o Marte o cualquier otra divinidad. Para los cristianos fue una época muy complicada hasta que surge el edicto de tolerancia con Constantino, y para ese cambio hay un protagonista muy de primer orden: la emperatriz Helena o Santa Elena, su madre, quien se convirtió al cristianismo.

—¿Constantino llegó a convertirse al cristianismo?

—Durante los cuatro años de investigación estuve en París, en Harvard, en España busqué fuentes sobre Elena y, claro, necesitaba fuentes sobre Constantino y sobre su época. Sobre todo busqué entre autores de siglos IV y V. Su conversión queda siempre en incógnita, pero mi hipótesis es que en el lecho de muerte se convierte y que en realidad su madre es el pilar que lo lleva a la conversión. El libro trata de mostrar varias revoluciones: una revolución exterior, del paganismo a las cristianización del imperio, y otros sobre la vida de Helena, de un futuro incierto a otro feliz; y por supuesto la revolución espiritual que la lleva de adorar a Nerva o a Marte hasta quedar seducida por los comportamientos de los cristianos y viajar a sus 76 años a Tierra Santa, donde desentierra la Cruz.

—Leía en la biografía de Clepatra de Stacy Schiff, quien la considera la última emperatriz del mundo antiguo, ¿dónde se situaría Helena?

—Es una figura de transición, del mundo antiguo al medieval. Elena bebe y crece de los mitos clásicos para después en la etapa final cuando marcha para Jerusalén iniciar la edad media porque hay que tener en cuenta que es la primera peregrina: cuántos después no viajarán a los Santos Lugares como peregrinos o a recuperarlos en las cruzadas… Una primera parte de su vida sería el mundo antiguo y una segunda parte el medieval , que nace de esas raíces de la civilización clásica.

—Su libro es una novela histórica, pero a la vez un ensayo, ¿llega así mejor a sus lectores?

—A través de la novela se unen mis dos vocaciones, literatura e historia, y también una tercera faceta: la filosofía. Muchas veces tendemos a pensar las disciplinas como materias áridas, sin encuentros entre ellas, perono es el contenido sino el canal el que anima o desanima a la lectura, al saber. Trato de reconstruir la vida de Helena igual que si reconstruyéramos nuestra propia vida. No se puede diferenciar la política de la música o de la economía. Todo es el alma de la persona. Quería comunicar la vida de Helena en novela y de una forma que yo he intentado que fuera amena: para público adulto pero también para juvenil. En institutos, en clase de latín, lo han recomendado como lectura obligatoria. Y el lector, hombre, mujer, adolescente, adulto, todos tienen miradas diferentes hacia la obra, una perspectiva única. Y me resulta gratificante. Trato de conmover al lector, de hacerle reír, también que piense. No hay tanta diferencia en esa vida vivida hace mil setecientos años y el hombre de ahora. 


María Lara Martínez (Guadalajara, 1981) es historiadora y escritora. Doctora Europea en Filosofía por la Universidad de Castilla-La Mancha, su Tesis fue calificada con Sobresaliente cum laude por unanimidad. Actualmente, es profesora de Ciencia histórica y Antropología en la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).  Es Licenciada en Historia por la Universidad de Alcalá y tiene 41 Matrículas de Honor en su expediente académico, el Primer Premio Nacional de Fin de Carrera en la Licenciatura de Historia (concedido por el Ministerio de Educación y Ciencia), el Premio Uno de la Universidad de Alcalá, el Premio Extraordinario de Licenciatura, el Premio de Investigación en Ciencias Sociales “Jesús de Haro”, el Premio Popular del Ayuntamiento de Azuqueca de Henares y la Matrícula de Honor de Bachillerato. 

Reseña de El velo de la promesa, de María Lara, por Juan Antonio Martínez Piqueras

Los lectores de “El velo de la promesa”, (galardonada con el Premio de Novela Histórica Ciudad de Valeria), posiblemente agradezcan que maticemos el concepto, pues novela histórica no viene a ser mucho más, ni menos, que “historia novelada”, término más usado en otro tiempo, y así, el autor (autora en este caso) generalmente en pro de la captación de lectores y, por ende, de una mayor divulgación de la historia, usan ciertas licencias literarias que no necesariamente van contra la historia pero que resulta imposible documentar.
Pero nos encontramos con una autora que no sólo es escritora, sino Licenciada en Historia, entre otras muchas cosas de un amplio curriculum, lo cual, salta a la vista, pues esta novela rezuma documentación desde sus primeras páginas por la cantidad de términos y locuciones de la época que introduce el texto, además de las acotaciones y notas a pie de página que sirven para traducir y aclarar los términos latinos.
Y latinos son los términos porque el entorno y época en que transcurre la acción es la del imperio romano del siglo IV DC visto a través de la evocadora mirada de la madre de uno de los emperadores de mayor transcendencia, como lo fue Constantino, quien cambió la historia del cristianismo al aceptarlo y convertirlo en religión oficial del imperio.
A través de las 150 páginas de la novela que su autora presentará en Caravaca el próximo 15 de septiembre, como colofón a la conferencia: “LA CONVERSION DEL IMPERIO. HELENA Y CONSTANTINO: DESDE EL LAZIO A LA NUEVA ROMA”, la madre de Constantino nos relata como pasó de ser una simple tabernera a la madre del emperador, elevada a augusta por su hijo, todo ello con un lenguaje cercano, el de una mujer que ve llegar el fin de sus días recordando sin amargura sus buenos y malos momentos.
Una serie de personajes secundarios nos ayudan a lo largo de la historia a comprender cómo se vivía en aquella época, cómo eran las viviendas, los vestidos, la gastronomía, la vida cotidiana que después se convertiría en historia.
No es casual que esta novela se presente en Caravaca de la Cruz, pues la relación de nuestra ciudad con Santa Elena es conocida desde antiguo, no sólo por la fundación de una cofradía con su nombre unido al de Nuestro Padre Jesús, en el siglo XVIII, cuando se construye su ermita, sino porque, desde tiempos más remotos, nuestra ciudad alberga la sagrada reliquia de la Vera Cruz, y en su capilla, según describen las visitaciones de la Orden de Santiago y varias Historias de Caravaca, podía verse pintada en distintas escenas la vida de Santa Elena y el hallazgo de la Cruz en Jerusalén.
Y estos hechos también son descritos en la novela. Cuando Elena recuerda como fueron los días en que centró su empeño en viajar a Jerusalén para buscarla, y las decisiciones que tomaría junto al obispo Macario tras su hallazgo.
Para todos los caravaqueños amantes de la historia y de la literatura, la cita del día 15 de septiembre a las 7 de la tarde en la “Casa de la Cruz”, es una gran ocasión de conocer mejor ciertas circunstancias históricas que configurarían después el núcleo de gran parte de nuestras creencias, leyendas y tradiciones.

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