Escribíamos la pasada semana sobre el manifiesto Waterland y nombrábamos otro que se ha iniciado en Internet: Euston. Y lo hacíamos ante el temor de que la izquierda oficial, que fracasó en las Elecciones Europeas, tome como ejemplo la «nueva» izquierda populista bolivariana o, incluso, el modelo chino. Euston abarca «desde la izquierda socialista hasta los liberales igualitarios y otros comprometidos de manera clara con la democracia».
Rechazan el relativismo cultural «en virtud del cual es posible sostener que los derechos humanos básicos no son aplicables a determinadas naciones o pueblos», así como cualquier razón exculpatoria para las dictaduras (IU, por ejemplo, llevaba en su programa a las Europeas una condena al embargo económico en Cuba, pero se «olvidaba» de hacer lo mismo con la dictadura castrista). Asimismo el manifiesto se opone «a la aplicación retroactiva de las leyes de propiedad intelectual en beneficio de los intereses corporativos de los propietarios de derechos de autor». Y, quizá, lo más interesante: en Europa alertan sobre la reaparición del antisemitismo en algunos ambientes izquierdistas, lo que no quita que defiendan la solución de dos estados. En el mismo sentido repudian a los antiamericanos y a quien cree que el 11S «fue la moneda justamente devuelta a Estados Unidos». No encuentran, por tanto, ningún tipo de justificación al asesinato de civiles. Por último, recuerdan que la verdad histórica (en España diríamos memoria) no sólo es pervertida por los fascistas y los negacionistas: «Una de las tragedias de la izquierda es que su misma reputación se vio masivamente comprometida por el movimiento comunista internacional, y algunos de sus miembros aún no han aprendido la lección que se impone». El socialismo de Felipe González (quizá por el sufrimiento de la Guerra Civil y de la incivil posguerra) fue de los primeros en Europa en renegar del marxismo, los jóvenes socialistas en cambio se «educaron» con Tierra y Libertad, con las mitificadas brigadas internacionales, con la asimilación de nazis y judíos y con el rock protesta vasco. Lo sé. Yo fui uno de ellos.
Rechazan el relativismo cultural «en virtud del cual es posible sostener que los derechos humanos básicos no son aplicables a determinadas naciones o pueblos», así como cualquier razón exculpatoria para las dictaduras (IU, por ejemplo, llevaba en su programa a las Europeas una condena al embargo económico en Cuba, pero se «olvidaba» de hacer lo mismo con la dictadura castrista). Asimismo el manifiesto se opone «a la aplicación retroactiva de las leyes de propiedad intelectual en beneficio de los intereses corporativos de los propietarios de derechos de autor». Y, quizá, lo más interesante: en Europa alertan sobre la reaparición del antisemitismo en algunos ambientes izquierdistas, lo que no quita que defiendan la solución de dos estados. En el mismo sentido repudian a los antiamericanos y a quien cree que el 11S «fue la moneda justamente devuelta a Estados Unidos». No encuentran, por tanto, ningún tipo de justificación al asesinato de civiles. Por último, recuerdan que la verdad histórica (en España diríamos memoria) no sólo es pervertida por los fascistas y los negacionistas: «Una de las tragedias de la izquierda es que su misma reputación se vio masivamente comprometida por el movimiento comunista internacional, y algunos de sus miembros aún no han aprendido la lección que se impone». El socialismo de Felipe González (quizá por el sufrimiento de la Guerra Civil y de la incivil posguerra) fue de los primeros en Europa en renegar del marxismo, los jóvenes socialistas en cambio se «educaron» con Tierra y Libertad, con las mitificadas brigadas internacionales, con la asimilación de nazis y judíos y con el rock protesta vasco. Lo sé. Yo fui uno de ellos.
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