Raskolnikov and Sonia. by ~ohparapraxia on deviantART |
Luego está otra violencia, la funcionarial y gris. El mal banal, concepto que Hannah Arendt aplicaba al genocida Eichmann y que sirve para cualquier burócrata de un país que pulsa un botón y explota la bomba… y a contar los muertos que irremediablemente son bajas colaterales para después volver a casa, sopa fría o caliente, depende, las noticias, el fútbol, el beso en la frente y las buenas noches y, a la mañana siguiente, retomar la rutina.
Quedan los sin nada: barrios enteros de prejubilados, de mileuristas, de ilegales, de reconvertidos (¿en qué?), de asalariados del hambre que no entienden mucho de las financiaciones ilegales de partidos, de los banqueros que priman su propia incompetencia, de los empresarios que de la miseria y la ilegalidad sacan tajada…
Su violencia tal vez sea igual de inútil que la autosatisfecha de Raskolnikov o la rutinaria de Eichmann, pero un día estallarán en España. Como hicieron sus iguales de los suburbios de París cuando ardió en realidad esta ciudad, como en la película La Haine de Mathieu Kassovitz.
Luego la «gente de bien» y los que coquetean con el mal buscarán asustados un «pacificador», y se volverá a hablar de paz social que, eufemismos fuera, no es más que la paz de los cementerios.
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