La historia contrafactual (el que hubiera ocurrido si...) o historia alterna encontró uno de sus mayores campos en la II Guerra Mundial: si Hitler no hubiera ordenado la invasión de Rusia, si los alemanes hubieran derrotado en Dunquerke a los ingleses, si Japón no hubiera atacado Pearl Harbour...
En España también se ha realizado a expensas de la República, la Guerra Civil y la Mundial: si el sector caballerista del Partido Socialista hubiera permitido un tándem Azaña-Prieto; si anteriormente Lerroux (en acepción de Stanley G. Payne, el único demócrata que contaba con un partido importante para centrar la República) no hubiera caído por un caso de corrupción; si la conversación en Hendaya hubiera sido diferente; si no hubieran muerto Mola y Sanjurjo...
La historia contrafactual debe ser rigurosa: presentar un escenario creíble en el que, en un momento dado, se presenten los puntos de divergencia con la historia real. Existe, sin embargo, el género literario llamado ucronía, que presenta una realidad alternativa pero que puede permitirse más licencias. Tal vez en España la más famosa de estas novelas sea En el día de hoy de Torbado donde es Azaña quien escribe el último parte de la Guerra Civil.
Peter G. Tsouras, autor especializado en historia militar, ha editado Hitler triunfante: once historias alternativas de la II Guerra Mundial (ya antes había hecho lo mismo con la Guerra Civil norteamericana). Como él, los otros autores son también especialistas en historia militar, lo que hace que se centren en batallas o campañas concretas: una Italia que en los años previos hubiera apostado por su marina para enfrentarse a Gran Bretaña en el Mediterráneo, Moscú, Malta... Pero para el lector no interesado excesivamente en historia militar destacan dos: Primero de mayo: May Day, May Day!, donde Nigel Jones juega con la idea de que el sucesor de Chamberlain hubiera sido Halifax (no tan improbable) y no Churchill y Paz en nuestro tiempo (unas memorias, unos apuntes para una novela) de Charles Vasey: en los años setenta un hombre va al entierro del Führer: en ese mundo una hija de Goebbels está casada con Nixon, un Hohenzollern reina, etc.
Y, como tercera historia alternativa destacada, La táctica española de John Prados. Más militar que las otras dos, trata sobre la conquista de Gibraltar por los alemanes, españoles e italianos. Para algunos historiadores la táctica correcta de Hitler, antes que declararle la guerra a la Unión Soviética, hubiera sido conquistar Gibraltar y Suez y convertir el Mediterráneo en un mar suyo, estrangulando los contactos entre Gran Bretaña y sus colonias; incidir en el envío de tropas a Rommel y, tal vez, abrir un camino hasta la India. En caso de pérdida de sus colonias, Churchill no, pero hubiera dimitido y otro ministro hubiera firmado la paz con Alemania, manteniendo ésta sus conquistas en Europa y prepararse así para la guerra con Rusia sin preocuparse por su frente occidental ni por la entrada de Estados Unidos en guerra.
En España también se ha realizado a expensas de la República, la Guerra Civil y la Mundial: si el sector caballerista del Partido Socialista hubiera permitido un tándem Azaña-Prieto; si anteriormente Lerroux (en acepción de Stanley G. Payne, el único demócrata que contaba con un partido importante para centrar la República) no hubiera caído por un caso de corrupción; si la conversación en Hendaya hubiera sido diferente; si no hubieran muerto Mola y Sanjurjo...
La historia contrafactual debe ser rigurosa: presentar un escenario creíble en el que, en un momento dado, se presenten los puntos de divergencia con la historia real. Existe, sin embargo, el género literario llamado ucronía, que presenta una realidad alternativa pero que puede permitirse más licencias. Tal vez en España la más famosa de estas novelas sea En el día de hoy de Torbado donde es Azaña quien escribe el último parte de la Guerra Civil.
Peter G. Tsouras, autor especializado en historia militar, ha editado Hitler triunfante: once historias alternativas de la II Guerra Mundial (ya antes había hecho lo mismo con la Guerra Civil norteamericana). Como él, los otros autores son también especialistas en historia militar, lo que hace que se centren en batallas o campañas concretas: una Italia que en los años previos hubiera apostado por su marina para enfrentarse a Gran Bretaña en el Mediterráneo, Moscú, Malta... Pero para el lector no interesado excesivamente en historia militar destacan dos: Primero de mayo: May Day, May Day!, donde Nigel Jones juega con la idea de que el sucesor de Chamberlain hubiera sido Halifax (no tan improbable) y no Churchill y Paz en nuestro tiempo (unas memorias, unos apuntes para una novela) de Charles Vasey: en los años setenta un hombre va al entierro del Führer: en ese mundo una hija de Goebbels está casada con Nixon, un Hohenzollern reina, etc.
Y, como tercera historia alternativa destacada, La táctica española de John Prados. Más militar que las otras dos, trata sobre la conquista de Gibraltar por los alemanes, españoles e italianos. Para algunos historiadores la táctica correcta de Hitler, antes que declararle la guerra a la Unión Soviética, hubiera sido conquistar Gibraltar y Suez y convertir el Mediterráneo en un mar suyo, estrangulando los contactos entre Gran Bretaña y sus colonias; incidir en el envío de tropas a Rommel y, tal vez, abrir un camino hasta la India. En caso de pérdida de sus colonias, Churchill no, pero hubiera dimitido y otro ministro hubiera firmado la paz con Alemania, manteniendo ésta sus conquistas en Europa y prepararse así para la guerra con Rusia sin preocuparse por su frente occidental ni por la entrada de Estados Unidos en guerra.
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