La popular Sánchez-Camacho hablaba ayer de inicio de cambio en la política española por los buenos resultados obtenidos por su partido. Tanto ella como Cospedal esperan que afecte también a Zapatero. Y parece lógico. Sin embargo, qué ocurre con las comunidades y ayuntamientos donde gobierna el PP. ¿Allí no habrá cambio?
Existen dos explicaciones de la crisis para el común: la culpa es de Zapatero o la culpa es de todos. La primera no me convence: el Presidente no tiene capacidad ni carácter para que las cosas ocurran: sean buenas o malas. No es Churchill y esto no es Inglaterra 1940. Hablar de una culpa colectiva me parece más correcto pero hace que ésta se diluya. Pero el error es del que compró dos casas cuando no podía permitírselo, del banquero que le ofreció el crédito, del Concejal de Urbanismo que aprobó planes inviables, del Presidente de la Comunidad y así sucesivamente.
Lo único que ha cambiado en la campaña catalana, y hay que reconocerle el “mérito” a Sánchez-Camacho, es la entrada triunfal en esa Comunidad del racismo y la xenofobia. Falta saber si dará votos en el resto de España. Por eso uno se ríe cuando El Mundo titula que triunfa en Cataluña el centro derecha (quizá haya triunfado la extrema derecha o el centro comercial. Pero no el centro). Aunque no hay que olvidar que el antiespañolismo de las fuerzas de izquierdas catalanas es otra forma de racismo.
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