—La red social (The Social Network): De la unión del mejor guionista, Aaron Sorkin, y el mejor director de Hollywood, David Fincher, ha nacido el Ciudadano Kane del siglo XXI. Por primera vez, Fincher pone toda su maestría al servicio del guionista de Studio 60. «No se hacen 500 millones de amigos sin hacer unos cuantos enemigos», reza el cartel de la película sobre el creador de Facebook. ¿Un idiota, un genio? Ambos calificativos valen para Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg merece el Oscar al mejor actor). Todavía queda otra película: los últimos años de Zuckerberg. ¿Cuáles serán sus últimas palabras? ¿Las recogerá algún nuevo Welles/Fincher?
—Una educación (An education). El guión de Nick Hornby, la dirección de Lone Scherfig (Italiano para principiantes) y la sonrisa de Carey Mulligan (la década en que nos adentramos será suya)… en una película sobre el Londres de los 60, los amores, las traiciones, la cultura como pose… y la emancipación de la mujer. Películas como esta (o La sal de la tierra) debieran ser de visión obligada antes que tragarnos vacías palabras de políticos que, en nombre de la igualdad, hacen bandera de la desigualdad.
—El escritor (The ghost writer). Ha vuelto Roman Polanski. Desde 1976 en que rodó su última obra maestra, El quimérico inquilino, su cine sólo ofrecía destellos. Entiendo que gustara El pianista (el Holocausto todavía conserva su «encanto»: borren este párrafo, es de mal gusto), pero ésta es un thriller como los del maestro Hitchcock: un negro debe escribir las memorias del ex Primer Ministro Británico (Brosnan/Blair) al que los escándalos sobre torturas le persiguen. Además, aparece Kim Cattrall que alegró mi adolescencia en los 80, aunque ustedes tal vez la reconozcan por su papel en Sexo en Nueva York. El escritor comparte puntos de interés con Shutter Island de Scorsese (quien firma también su mejor película desde Casino).
—Two lovers: Estrenada con dos años de retraso (vivimos en España), James Gray se aleja del género negro en este melodrama en el que un inestable Joaquin Phoenix (otro más que probable Oscar por I’m still here) debe elegir entre dos mujeres: Gwyneth Paltrow (curiosamente como femme fatale de barrio) y Vinessa Shaw. Prefiero La noche es nuestra, pero la prestigiosa Cahiers du Cinema se ha rendido a ella.
—Kick – Ass (Listo para machacar). Matthew Vaughn ya había dirigido Layer Cake y Stardust, pero es con este cómic de Mark Millar donde presenta sus credenciales: humor negro, violencia, inadaptados a los que queremos: Chloe Moretz está espectacular… Si los jóvenes prefieren esta película, al aburrimiento de Harry Potter, todavía nos quedan esperanzas. A la espera de la continuación en el 2012-
—Scott Pilgrim. Otro cómic para la generación del videojuego, de la MTV (esa a la que cantaba Beck que nos hacía fumar crack), para la del déficit de atención… La mejor película del año: Edgar Wright, Michael Cera…
—El secreto de Kells. Película europea de dibujos. Nos situamos en la Irlanda de las invasiones bárbaras, en un convento: mientras el prior lo defiende con murallas, un miniaturista y un monje de 12 años tratan de salvar un libro y con él la civilización. Los dibujos parecen extraídos de los códices medievales. Es el año de Toy Story 3 y del Fantástico Sr. Fox, pero esta película, desde una aparente sencillez y falta de pretensiones, se eleva.
—Acantilado rojo: China ya no es ese país donde crecen como hongos directores que triunfan en festivales, pero vacían las salas de cine. John Woo regresa de Hollywood para rodar la mejor película épica desde Ben Hur. Espectacular, íntima, con las mejores actuaciones posibles… Ni Tigre y dragón, ni La casa de las dagas voladoras, ni Robin Hood o Gladiator (sólo Apocalypto, tal vez Zatoichi, juegan en la misma liga)… John Woo ya no sólo es el director de los tiroteos interminables, de las ralentizaciones, de las palomas… En España se estrenó una versión mutilada, a la que le faltan más de 100 minutos. Busquen la original: apaguen estas Navidades el móvil y disfruten.
—Un profeta: La secuencia del primer asesinato del protagonista en la cárcel puede ser la mejor filmada del año. Arrasó en los Cesar franceses de 2009 e, incomprensiblemente, la sensiblera película de Campanella le arrebató el Oscar. Un joven musulmán que cumple condena va ascendiendo dentro de la cárcel en el mundo de la delincuencia. Jacques Audiard es el director que mejor ha adaptado el cine negro a nuestro siglo. Prefiero su De latir mi corazón se ha parado (tal vez porque el protagonista es Romain Duris, mi actor francés favorito), aunque ésta sea su película más ambiciosa. 150 minutos que se pasan volando.
—Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas. ¿? Decidan ustedes: ¿el bluff o la película del año? La crítica se ha dividido, aunque Apichatpong Weerasethakul no ha necesitado cargarse los bolsillos de piedras como cuando Buñuel estrenó El perro andaluz. Palma de Oro 2010.
Publicado en Teleprensa Murcia
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