Cuando el lunes escuché de la enfermedad de Richard Holbrooke, lo primero que pensé fue "que se joda" y no debería alegrarme de lo que es un desgarro en la aorta.
Era el enviado de Estados Unidos en Afganistán y Pakistán, pero lo recuerdo de cuando estudiaba la Guerra de los Balcanes y el artífice de los acuerdos de Dayton que pusieron fin (eso dicen) a la guerra de Bosnia. Pero Dayton fue a la vez el triunfo de la aceptación de la limpieza étnica. Como las partes que correspondían en ese acuerdo a cada uno de los implicados no eran étnicamente homogeneas, se permitió durante unos meses las expulsiones y los asesinatos de bosnios, croatas y musulmanes para construir a finales del siglo XX un ensueño racial.
Claro que los que deberíamos jodernos realmente somos los europeos: vinieron a rescatarnos los norteamericanos en la I y la II Guerra Mundial y tuvieron que regresar en Bosnia.
Holbrooke hizo lo que le pidieron, con tanta eficacia que unos años más tarde comenzó otra guerra en Kosovo. Éste podría ser su epitafio.
Por otro lado, la plantilla del Caravaca CF lleva un tiempo sin cobrar y el otro día se plantó en el campo del Murcia para que conociéramos su situación. Mañana darán una rueda de prensa y también el club. El club, el Caravaca CF, se compró tras varios intentos de que no desapareciera o bajara de categoría. Hubo proyectos en los que se contaba con la cantera caravaqueña. Pero unos empresarios foraneos cogieron el club. Mola presumir de club, mucho más que pagar a tus trabajadores, total que glamour tienen estos: si por lo menos fueran Ronaldo. Ojalá cobren los futbolistas pero más desearía (así soy yo cuando me levanto a las cinco de la mañana) que quebrara la empresa de estos señores, que el impago tenga penas de cárcel, que formen su propio equipo con presos comunes en Carabanchel.
martes, 14 de diciembre de 2010
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