Comparaban en Cadena SER Noroeste, para explicar las diferencias con el acto de Del Bosque en Cehegín, la visita de la Selección a Caravaca (la aparición desde el balcón del Ayuntamiento de los futbolistas) con la genial película de Berlanga. Una secuencia propia de Isbert que no han querido repetir los cehegineros.
La parodia antes que la historia, quitándole la razón a Marx. O el ensayo antes que la actuación, para ser más benévolos.
Promoción igual de válida para los dos municipios murcianos, pero en Cehegín lograron el objetivo último que deberían tener estos actos: el contacto de los niños con sus héroes. «Dejad que los niños se acerquen a mí» (algo positivo a no ser que te llames Maciel y fundaras los Legionarios de Cristo).
Cierto que a Caravaca la Selección Española llegó con Casillas e Iniesta, dos de los fubolistas más famosos del planeta, y con la tensión propia de una cita mundialista. Pero, ante la inminente comparecencia de Villar y de la Copa del Mundo (esperemos que traiga al Seleccionador y a algún futbolista consigo), en las cenas de empresa que se estilan en Navidad, la sucursal PP Cehegín podría darle unos consejos a sus camaradas caravaqueños acerca de cómo organizar un acto.
PD. En mi anterior columna se decía: «Caravaca de la Cruz no estaba preparada para acoger doscientos mil visitantes (según Turismo)» que daba lugar a confusión. Turismo es quien dice que hubo doscientos mil turistas; yo que el pueblo no estaba preparado, da igual cien mil o doscientos mil.
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