Uno de los errores que podemos cometer los periodistas (y que cometemos, y en mayor proporción cuando trabajamos en un pueblo) es utilizar el periódico para desahogar nuestras frustraciones (mejor un blog y así separas el periodista profesional, al que pagan, del que escribe sobre lo que quiera y como quiera). A veces está bien porque coinciden nuestras críticas con la de la mayoría de los españoles. Otras son guerras privadas y que, como tal, no se deberían librar en los medios.
Pero aquí hablamos de periodismo en general. Y yo quería referirme concretamente al columnismo y a la crítica que se realiza sin nombrar. No hablo de intereses espurios o cualquier cosa.
En El País, por ejemplo, hace unos meses Diego Manrique, en su columna de música (aunque de música poco dice), criticaba a un compañero por unas críticas previas que éste le había hecho o había hecho a otras terceras personas sobre él. ¿Tan importante es Diego Manrique como para que nos importe su pelea con un crítico al que no tiene valor para nombrar? Imagino que sManrique, con la edad y el enfado de que lo echaran de Radio 3 (ni que hubiera sido realmente su "casa"), se le fue la mano (el lápiz).
Almudena Grandes (de la que no lo esperaba) hace algo parecido, aunque con un poquillo más de sustancia (no mucha, sólo una equiparación sin importancia): Besos.
Ni es ético criticar de esa manera sin nombrar, ni los amores y odios de los columnistas deberían importar a nadie.
Como canta en su último disco Calle 13: "El que me tire a mí tiene que mencionar mi nombre". La canción se llama Digo lo que pienso: ellos tampoco dicen el nombre del que critican: el alcalde de San Juan al que acusan de ser más farlopero que ellos.
1 comentarios:
Diego Manrique y sus conocimientos musicales, se merecen mucho respeto. Ha sido muy importante y lo será siempre. No sé por que lo ehcaron de Radio 3 en cuestión de dos días.
Saludos.
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