El pezón de Madonna

"La frivolidad consiste en tener una tabla de valores invertida o desequilibrada en la que la forma importa más que el contenido, la apariencia más que la esencia y en la que el gesto y el desplante -la representación- hacen las veces de sentimientos e ideas". A pesar de la jeremiada de Vargas Llosa, el pezón de Madonna en Estambul puede ser (tómenselo a broma) el Yo acuso de Zola para una generación de turcas que ven cómo se esfuma el sueño laico (y autoritario) de Atatürk. 

 Evidentemente no fue la intención de la otrora Reina del Pop la de emancipar a las musulmanas (como tampoco lo fue la de Sibel Kekilli aka Dilara, protagonista germanoturca de la estupenda Contra la pared que fue repudiada por su familia cuando se desveló su pasado en el porno: como en la canción Japón Sevilla, conozco nombres de actrices) pero si en algo acierta Vargas Llosa en la Civilización del espectáculo es en el hecho de que la repercusión del intelectual resulta mínima. Si les pusieran guantes de boxeo en un cuadrilátero a él y a Jorge Volpi o a Hirsi Ali y a Buruma... incluso así quién no preferiría una Pantoja contra una Belén Esteban o Segolène Royal contra Valérie Trierwiler (¿por qué en España no tenemos políticos chic como los francesitos/as?).

Sibel Kekilli

Cierto que asesinan a ecologistas (Fabiola Osorio hace unas semanas en México), intelectuales viven con escolta (Ibn Warraq), feministas rusas como Pussy Riot son detenidas... Pero la protesta que queda es la de las jóvenes ucranianas Femen... porque enseñan las tetas. El resto, en las catacumbas de la prensa generalista. Nada que ver con el primer plano de Salman Rushdie cuando en 1989 Jomeini publicó su fatwa condenándolo a él y a sus editores a muerte.

El pezón de Madonna, como la nariz sin cirugía estética de Cleopatra ("Si Cleopatra hubiera tenido una nariz más corta hubiera cambiado la faz del mundo", Pascal), no transformará Turquía. Pero quizá anime a una joven musulmana a destaparse un poco... y con los calores que hace me parece más de lo que pueda conseguir Vargas Llosa y su Civilización del espectáculo. O los tobillos de Selena Gómez en una mezquita.

Las feministas Femen

Pussy Riot Punk Prayer

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