lunes, 12 de agosto de 2013

Tres mujeres en tiempos sombríos: Edith Stein, Simone Weil, Hannah Arendt, de S. Courtine-Denamy

S. Courtine-Denamy
Tres mujeres; las tres filósofas; las tres judías, las tres en los tiempos sombríos como titula este ensayo S. Courtine-Denamy (que toma el título de Bertold Bretch), tan sombríos que solo una sobrevive: Hannah Arendt. Otra, Edith Stein, muere en Auschwitz, y la tercera, Simone Weil, se deja morir en el hospital antes de que finalice la II Guerra Mundial.
1933-1943 es el periodo que cubre S. Courtine-Denamy, con una cronología de los acontecimientos más importantes que ocurren en Europa año por año y que antecede a cada capítulo y con una amplia bibliografía, tanto de las tres filósofas como de la época y de los estudios sobre ellas.
Tres mujeres en tiempos sombríos. Edith Stein, Simone Weil, Hannah Arendt (Edaf Ensayo). Entre las tres, las mayores simpatías para Courtine-Denamy la despierta Hannah Arendt, con la que acaba su ensayo. "La fe que propone Hannah Arendt no es fe en Dios, sino fe en la "creación", fe en el valor intrínseco de todo ser humano, y en el amor en tanto que respuesta correspondiente ante la aparición de cada recién llegado susceptible de renovar el mundo común. Esta facultad milagrosa, taumatúrgica, de la acción, tiene sus raíces en la esperanza d ela natalidad". Cita Sobre la Revolución de Hannah Arendt: la "salvación potencial del mundo residen en el hecho mismo de que la humanidad se regenera constantemente por siempre jamás". Edith Stein en cambio se convirtió al catolicismo (influencia de San Juan de la Cruz mientras que a Simone Weil la atraín los cátaros) y entró en el Carmelo, mientras que Simone Weil, que no se bautizó, fue cristiana sin Iglesia (y la que peor relación tuvo con el judaísmo: la acusan, a ella que fue sensible a la causa obrera, a la causa antiimperialista, a cualquier causa, de ignorar completamente el antisemitismo primero y después el Holocausto); Edith Stein, en cambio, envió una carta al papa Pio XI sobre la persecución a los judíos: en 1933 entra en el Carmelo pero no renuncia a sus raíces judías.Arendt, durante la guerra, defiende la necesidad de un Ejército judío (aunque no de un estado, apuesta por una federación en Palestina), pero cuando publique su Eichmann en Jerusalén se la acusará de antisemita (porque recuerda que judíos prominentes colaboraron o facilitaron el genocidio; duda de la legalidad del juicio al que somete al nazi el Estado israelí).
Las tres tendrán ilustres maestros, Husserl, Heidegger y Alain (cuya relación no será de rendidas admiradas; al contrario, como se observa en la relación Hannah Arendt-Heidegger cuando la cobardía de éste lo lleva hacia el nazismo. Según Courtine-Denamy, Weil si continuará apegada durante toda su vida al pensamiento de Alain); las tres serán filósofas a pesar de las dificultades impuestas para su sexo (la llegada de Hitler al poder interrumpirá su carrera en la enseñanza). Edith Stein (una de las tres patronas de Europa) se escapa del mundo en el convento (a excepción de su carta al Papa), mientras que Hannah Arendt y Simone Weill viven en el mundo: la segunda, con sus contradicciones, desde su pacifismo inicial hasta la necesidad e luchar contra Hitler (propuestas descabelladas como comandos suicidas que se lancen a los campos de concentración...), Grecia y la Iliada en el caso de Weil (La Ilíada o el poema de la fuerza); Roma en el de Arendt (Weil encontraba paralelismos, negativos, entre el pueblo hebreo y el romano); y las formas de la política moderna: Hannah Arendt escribirá Los orígenes del totalitarismo, pero Simone Weill, la virgen roja, es la primera en denunciar el comunismo que fascinó a tantos de su generación.
"Sus destinos se cruzan, incluso si no siempre las encontramos a las tres en el mismo momento. Ninguna de las tres nos deja indiferentes, las tres resultan cautivadoras y nos conmueve su voluntad feroz de comprender un mundo desquiciado, de reconciliarse con él, de amarlo a pesar de todo, amor fati, amor mundi".

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