Nos faltan en el día a día finales de Hollywood. De esos como el de El Club de los Poetas y los alumnos, a modo de despedida... o el de La sal de la tierra donde...
El lunes se vivió un final Made in Hollywood en el colegio Juana Rodríguez de Moratalla. Padres y madres del alumnado de Primaria decidieron que sus hijos no entrarían a clase si la clase superaba los treinta niños. A su protesta a la puerta de la escuela, se unió el resto de padres; y, en una demostración de que, no siempre pero sí a veces, la unión hace la fuerza, consiguieron que finalmente Educación se comprometiera a que el Juana Rodríguez tenga dos grupos de Primaria.
Esta sanidad y educación recortada, afecta sobre todo a los pobres. Y lo mismo se cumple en los municipios, que parece existiesen de primera y de segunda. Y alguno debe pensar que, además, todas las malas noticias se las lleven los moratalleros que, si no lo remedian, perderán también los celadores en urgencias (al contrario de Bullas que, de momento, los conserva). Y ya les cerraron el Centro de Arte Rupestre.
Quizá los escolares de Moratalla le hayan dado el papel de su vida a su alcalde, Antonio García: como protagonista en otro final Made in Hollywood: el del político que, anteponiendo los intereses ciudadanos a los de su partido, recorre andando el camino hasta la capital para protestar como en Pídele cuentas al Rey. O, todos los moratalleros, encabezados por su representante (a la manera de la ensoñación catalana de esta Diada), se enlazan en una cadena humana hasta el Palacio de San Esteban para gritar que, si ya es triste ser pobre, peor aún si se le añade vivir en un municipio al que parecen considerar de segunda.
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