El storytelling, o "arte de contar historias", surge (explica Christian Salmon en su ensayo) en Estados Unidos en los años 90.
Aunque el hombre necesitó, a lo largo de la historia, de los relatos para transmitir lecciones de sabiduría, experiencia acumulada a las nuevas generaciones; "el storytelling recorre el camino en sentido inverso: pega sobre la realidad unos relatos artificiales, bloquea los intercambios, satura el espacio simbólico con series y stories [...] Lejos de los "recorridos del reconocimiento" que Paul Ricour descifraba en la actividad narrativa, el storytelling establece engranajes narrativos según los cuales los individuos son conducidos a identificarse con unos modelos y conformarse con unos protocolos".
Sin embargo, para el mismo autor, en una entrevista en El País, los antecedentes del storytelling se remontan siglos atrás: las novelas entonces -Don Quijote, Madame Bovary- funcionarían como antídoto.
En 7 capítulos Christian Salmon escribe, entre otros temas y enlazándonos, sobre el marketing, la invención del storytelling management a mediados de los 90; qué diferencia al neo-management de la primera década del XXI de sus antecesores; la nueva forma de organización del trabajo; la influencia del storytelling sobre los discursos políticos y sobre la política (de Ronald Reagan a Bush) y la diplomacia convertida en una operación de marketing ("vender América al mundo como una marca").
El autor de Storytelling, la maquina de fabricar historias y formara las mentes, Christian Salmon, también ha publicado en España So Kate! Kate Moss Machine (una reseña en este mismo blog).
En esta cultura del storytelling, en publicidad ya no importa tanto el logo (una parte del conocido libro de Naomi Klein, por lo menos la que le da nombre, habría envejecido en apenas una década) como la historia detrás de la marca; en empresa, no lo que tengas si no lo que aparentas (Enron) o dentro de las empresas, donde "el storytelling es por tanto una operación más compleja de lo que se podría creer a primera vista: no se trata sólo de "contar historias" a los asalariados, de ocultar la realidad con un velo de ficciones engañas, sino también de compartir un conjunto de creencias capaces de suscitar la adhesión o de orientar los flujos de emociones".
En todos estos campos puede afectarnos. Sin embargo, donde más lo vemos es en la política. "La política es escribir una historia compartida por aquellos que la hacen y aquellos a los que está dirigida. No se transforma un país sin ser capaz de escribir y contar una historia", resumió en una entrevista de 2007 el asesor de Nicolas Sarkozy, Henri Guaino. Y en la campaña entre Ségolène Royal y Sarkozy, frente a la convicción o el argumento racional de elecciones pasadas, se apeló a la adhesión emocional. Como, por otra parte, ya había conseguido el segundo de los Bush en su elección (el relato se centraba en la superación del alcoholismo) y en la reelección (tras el 11S, un cuento de buenos y malos). La administración Bush, inventa un término para despreciar a quienes tratan de analizar la realidad (reality-based community) frente a los creyentes. La cadena Fox responde a estos últimos. Aquí estos fabricantes de historias (Karl Rove a la sombra de Bush) no se alejan tanto de sus enemigos terroristas o anteriormente comunistas.El autor de Storytelling, la maquina de fabricar historias y formara las mentes, Christian Salmon, también ha publicado en España So Kate! Kate Moss Machine (una reseña en este mismo blog).
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