viernes, 7 de agosto de 2009

Madrid, de corte a checa de Agustín de Foxá

Agustín de Foxá
No sé si fue en un escrito de Trapiello quien hablaba de los escritores falangistas que habían ganado la Guerra Civil pero perdieron la literaria porque nadie o casi nadie los conocía. Yo tampoco, excluyendo los Laín Entralgo, Tovar, Camba o Ridruejo. Tenía curiosidad porque entre mis dos mayores descubrimientos cinematográficos se encuentran Michael Powell y Edgar Neville (este último partidario también de Franco y para mí el mayor genio del cine español). Rubén Castillo me sugirió que leyera Madrid, de corte a checa de Agustín de Foxá. Leo en la Wikipedia que la rebelión militar le pilló en Madri y, de allí, pasó al consulado de Bucares donde mantuvo un doble juego hasta que se volvió a España a la zona nacional.

Madrid, de corte a checha lo termina en Salamanca en septiembre de 1937, en lo que llama II año triunfal. La novela se divide en tres partes: Flores de lis, sobre los últimos días de la Monarquía; Himno de Riego, sobre la República triunfante; y La hoz y el martillo, sobre las penalidades de las gentes de derechas en el Madrid rojo.
Agustín de Foxá maneja en la primera, e incluso en la segunda parte, una prosa poética que da cuenta del fin de una época con una mezcla de alegría pero también de tristeza por las cosas que no volverán. Los dos jóvenes protagonistas, José Félix y Pedro, no son partidarios de la Monarquía, al contrario. Aunque sí sus familias, sobre todo la de José Félix. En la primera parte, vemos las primeras algaradas universitarias, la traición de Sanjurjo al Rey, la marcha de éste y la de casi todas las familias importantes de Madrid a la frontera con Francia, la quema de iglesias, el asesinato de Calvo Sotelo... Y, antes, el encuentro que cambiará la vida de los protagonistas: el primer mitín de José Antonio Primo de Ribera en Madrid, su conocimiento personal y la noche que se compone el Cara al Sol. En José Félix, sobre todo, convive su creciente entusiasmo con Falange con veladas literarias en las que consumía opio y se codeaba con los García Lorca y los Alberti.
Es en la tercera parte donde se deja ver todo el odio de Agustín de Foxá: "Era el gran día de la revancha, de los débiles contra los fuertes, de los enfermos contra los sanos, de los brutos contra los listos. Porque odiaban toda superioridad. En las checas triunfaban los jorobados, los bizcos, los raquíticos y las mujerzuelas sin amor, de pechos fláccidos que jamás tuvieron la hermosura de un cuerpo joven entre los brazos".
Lo que más sorprende es el conocimiento que Agustín de Foxá, ideología aparte, tenía de la situación del Madrid republicano: están los asesinatos de la Modelo, la checa de la Casa de Campo, García Atadell, el teniente Moreno que fue uno de los asesinos de Calvo Sotelo y que se dice en la novela que se fue a la sierra buscando la muerte... todo esto en el año 37.
El libro de Agustín de Foxá hace innecesarios cualquiera de los libros de los historiadores a los que se ha dado en llamar revisionistas: no han descubierto nada nuevo, todo está aquí.
Para los amantes de la historia es un buen libro, para quien no conozca la realidad de esa época la historia de amor puede parecer insulsa.

Jordi Amat sobre Agustín de Foxá:

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