Pimlico es el barrio londinense donde transcurre la comedia de la mítica productora Ealing Passport to Pimlico (1949); otro barrio de Londres, Notting Hill, fue escogido por G. K. Chesterton en 1904 para situar a su Napoleón (1904). En la primera es Pimlico quien, en virtud de un documento recién hallado, se descubre independiente de Inglaterra y sus vecinos londinenses se solidarizan cuando la autoridad trata de doblegarlo. En la segunda, un rey aburrido transforma los barrios londinenses en burgos medievales: por uno de ellos, Notting Hill, está proyectada una carretera, pero el Gran Preboste y el resto de los vecinos, en nombre del rey, se niegan a permitirlo. Éste contempla la situación divertido y llega un momento en que el barrio decide imponer sus usos y costumbres a otros barrios colindantes. Con Chesterton se hace complicado asegurar si critica el nacionalismo, el imperialismo… o los dos. Película y novela, ambas son divertimentos, parodias. Como la historia que se repite, que diría Marx hablando de otro Napoleón, el III. ¿Pero qué ocurre cuando la realidad parodia una obra de ficción que, de por sí, es parodia de la realidad?
Pimlico: tal vez así se vieran los vecinos de Arenys (y de otros pueblos que realizaron referendos de independencia). O como una irreductible aldea gala frente al charnego explotador. Y alguno pensará en ese rey improvisador y verá al presidente Zapatero (o Rajoy). O como un Nicolás II camino del precipicio: la Justicia prohíbe referendos como el vasco y permite otros como el de Arenys. No es de extrañar que otros muchos ayuntamientos catalanes, unos sesenta, hayan parafraseado a Los Reincidentes y dicho: «Andalucía entera, como Marinaleda». Y, si no saben que ocurrió en Marinaleda, yo no tengo espacio para contárselo.
¿Verán los ciudadanos de Arenys lo mismo que yo desde mi balcón? Basura y más basura en la calle. ¿Ojearán los mismos periódicos y temblarán cuando piensen en el paro y lo cerca que están de formar parte de una estadística? ¿No tendrán resaca que pasear los domingos, una novia que besar…? ¿Exorcizarán todos sus males travistiéndose de senyera?
Pimlico: tal vez así se vieran los vecinos de Arenys (y de otros pueblos que realizaron referendos de independencia). O como una irreductible aldea gala frente al charnego explotador. Y alguno pensará en ese rey improvisador y verá al presidente Zapatero (o Rajoy). O como un Nicolás II camino del precipicio: la Justicia prohíbe referendos como el vasco y permite otros como el de Arenys. No es de extrañar que otros muchos ayuntamientos catalanes, unos sesenta, hayan parafraseado a Los Reincidentes y dicho: «Andalucía entera, como Marinaleda». Y, si no saben que ocurrió en Marinaleda, yo no tengo espacio para contárselo.
¿Verán los ciudadanos de Arenys lo mismo que yo desde mi balcón? Basura y más basura en la calle. ¿Ojearán los mismos periódicos y temblarán cuando piensen en el paro y lo cerca que están de formar parte de una estadística? ¿No tendrán resaca que pasear los domingos, una novia que besar…? ¿Exorcizarán todos sus males travistiéndose de senyera?
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