Adolfo Suárez y Santiago Carrillo |
Hans Magnus Enzensberger acuñó el término «héroe de la retirada» para referirse a Adolfo Suárez. El novelista Javier Cercas (en Anatomía de un instante) le añade el de «traidor» junto a otros dos personajes claves de la Transición: Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo. El primero traicionó el Movimiento del que había mamado; el segundo, al Ejército de la Victoria; y el tercero al comunismo. Abjuraron del pasado para no traicionar el futuro, cree el Premio Nacional de Narrativa 2010.
Cuando se acerca el final del año nos comprometemos a imposibles: dejar de fumar, por ejemplo, mientras apuramos el último pitillo. Sin embargo, tal vez deberíamos reflexionar sobre nuestros prejuicios, aquellos que nos hemos formado sin el conocimiento necesario debido a la escuela, la familia, el ambiente, la literatura, la música…
Educación, religión, aborto, drogas, la crisis (¿no hubo crisis moral previa a la económica con los Sardá y las Milá?), revoluciones pendientes, ceniza de revoluciones (cita casi a la fuerza del Sabina), jubilación, sexualidad, inmigración… Tal vez tras esos momentos (entre mantecado y mazapán y alegría impostada: huyamos de la trascendencia: es la última columna…) de introspección nos descubramos satisfechos con nuestras ideas preconcebidas o, tal vez, la imagen que nos habíamos formado de nosotros mismos en la juventud no corresponda con la del hombre de hoy. Que nos miremos al espejo: las primeras canas, las marcas que en la cara deja la nicotina y el alcohol (los excesos de la madrugada), la sonrisa que es más una mueca… Que nos observemos en el espejo y que, en definitiva, no reconozcamos, en el reflejo que nos devuelve, los ideales del pasado.
Qué ocurre si nuestros deseos se alejan de la realidad: ¿continuamos la farsa o «traicionamos» de palabra lo que mucho antes hicimos con nuestros actos?
Toda evolución es una traición: mañana no seré el hombre que ha escrito esta columna; hoy no soy el mismo que la firmó hace un año.
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