James Mason y Claire Bloom en una Larga Noche |
Filmar una película considerada durante décadas la mejor británica del siglo XX, pero que lleve detrás la coletilla "... de Orson Welles", resulta injusto (hablamos de El Tercer Hombre), además de ocultar el hecho de que Carol Reed tiene por lo menos otras dos obras maestras: Larga es la noche (1947) y esta The man between.
Aunque la última secuencia de Trapecio, con ese travelling magistral, o Tren nocturno a Munich, que recuerda en parte a Alarma en el expreso, o la comedia de espías Nuestro hombre en la Habana (de nuevo un Graham Greene), señalan a Reed como un director destacadísimo. Con el músical Oliver!, que no he visto, ganaría seis oscars, incluido Mejor Director.
Aunque la última secuencia de Trapecio, con ese travelling magistral, o Tren nocturno a Munich, que recuerda en parte a Alarma en el expreso, o la comedia de espías Nuestro hombre en la Habana (de nuevo un Graham Greene), señalan a Reed como un director destacadísimo. Con el músical Oliver!, que no he visto, ganaría seis oscars, incluido Mejor Director.
En The man between nos encontramos en el Berlín dividido pero todavía sin muro: buscavidas como en la Viena del Tercer Hombre, enfrentamiento entre Claire Bloom y su cuñada alemana interpretada por Hildegard Knef; un paisaje en ruinas y un niño en bicicleta más cercano al de Alemania Año Cero que a Berlín Occidente, en una película que carece del humor de Wilder o de Greene, James Mason casi tan ambiguo como en Operación Cicerón (aunque respecto a esa película, esta se puede considerar menor), una de las noches más largas del alma; ese final inevitable y que en parte tomará Martin Ritt para El espía que surgió del frío...
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