La crítica norteamericana
prefería la etapa alemana de Fritz Lang a sus años en Estados Unidos. A este
segundo Fritz Lang lo consideraban alimenticio; al primero, el artista.
El prejuicio probablemente no
fuera tal: la mayoría, a diferencia de nosotros, jamás pudo contemplar sus
películas. Y el eco de los hallazgos llegaba de oídas.
Como con la reivindicación de tantos otros directores, fue Peter Bogdanovich el que rompió el tópico en un libro titulado Fritz Lang en América (no sé si se encuentra descatalogado). Quizá M y el Testamento del Doctor Mabuse resulten insuperables, pero a mí sus otros películas alemanas me aburren.
Como con la reivindicación de tantos otros directores, fue Peter Bogdanovich el que rompió el tópico en un libro titulado Fritz Lang en América (no sé si se encuentra descatalogado). Quizá M y el Testamento del Doctor Mabuse resulten insuperables, pero a mí sus otros películas alemanas me aburren.
Fritz Lang, como Billy Wilder
(quizá porque ambos vivieron en la
Alemania de Weimar, primera sociedad de masas), se adaptaron
perfectamente a los géneros norteamericanos. Y Fritz Lang al más norteamericano
de todos (exceptuando el musical): el western. La venganza de Frank James (1940) y Espíritu de conquista (1941) tal vez no se puedan catalogar de obra
maestra, Encubridora (Rancho
Notorious, 1952), sí.
Es un western y también una
intriga (¿quién asesinó a la prometida del personaje interpretado por Arthur
Kennedy, un actor que se le recuerda sobre todo por sus papeles de villano) en el que aparece Marlene
Dietrich (la primera vez que la vemos, en su línea de mujer fatal, monta a
caballito a un hombre en una carrera) en un vestido largo negro escotado o en
pantalón vaquero.
La primera y única vez que
trabajó con Fritz Lang, quien le cuenta así su experiencia a Peter Bogdanovich
en El director es la estrella (Volumen I): «Me caía muy bien. En otros tiempos le tuve mucho cariño […] Yo
quería escribir una película sobre una corista madura, pero deseable todavía, y
un viejo pistolero que ha perdido el toque […] Pero a Marlene le molestaba eso
de pasar elegantemente a una franja de edad ligeramente superior; se fue
haciendo cada vez más joven, hasta que no pudo pasar. Además, se aliaba con un
actor en contra de otro. No fue muy agradable».
Marlene Dietrich, acompañada de Kennedy y Ferrer |
A pesar de su enfrentamiento con
Dietrich, una de las peores lenguas de Hollywood, y de un presupuesto muy
limitado, los tres personajes principales (el de Marlene Dietrich, el de Arthur
Kennedy y el de Mel Ferrer) están excelentes; el prólogo donde nos cuentan la
historia de Altar Kane en flashbacks recuerda hasta al de Ciudadano Kane e
incluye, por primera ve en un western, un tema musical que recorre explicando
la película entera. «Se me ocurrió la idea y lo hablé con el guionista, Dan
Taradash –un hombre al que admiro mucho- y decidimos hacer una canción que se
escuchara durante toda la película. Personalmente me encanta esa canción».
A Fritz Lang no solo le cambiaron
el título (se iba a llamar la película Chuck
a Luck, como el rancho de Altar Kane, pero el productor Howard Hughes lo
cambió por Rancho Notorious porque el
excéntrico magnate retratado por Scorsese en El Aviador pensaba que no se iba a entender en Europa), también el
montaje. Las miserias del artista: «Según mi contrato no tenía derecho a
editarla hasta después del pase previo. Pero los directores no tienen derechos
de autor».
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