No levantó la Estatuilla Audrey
por su interpretación en My Fair Lady.
Se la arrebató Julie Andrews (Mary Poppins). Ironías de la vida: de Julie
Andrews, que hizo de Eliza Doolittle en teatro, se dudaba como actriz pero no como cantante; y Audrey
no logró el Oscar porque la voz del musical de Minnelli fue la de Marni Nixon…,
pese a que la Hepburn, unos años antes, cantaba estupendamente el Moon River apoyada en la ventana de
Desayuno con Diamantes.
Es un hecho que se repite en el
cine: el cuerpo desnudo de Janet Leigh en la ducha de Psicosis pertenecía a una
stripper de Las Vegas; las piernas de Pretty Woman que seducían a Richard Gere
no eran las de Julia Roberts ni Natalie Portman bailaba en Cisne negro… A nadie
le importa: los actores desde siempre han cumplido la función de proyectar nuestros
propios sueños dentro y fuera de la gran pantalla: a Ingrid Bergman no se le
perdo
nó (hasta Anastasia) su infidelidad con el director Roberto Rossellini y a Rock Hudson se le obligó a ocultar su homosexualidad… Ocurre algo parecido con los músicos: ¿cantaban realmente las Spice Girls? ¿son playback los conciertos de Madonna?
nó (hasta Anastasia) su infidelidad con el director Roberto Rossellini y a Rock Hudson se le obligó a ocultar su homosexualidad… Ocurre algo parecido con los músicos: ¿cantaban realmente las Spice Girls? ¿son playback los conciertos de Madonna?
Desde los años 90, las top model
han sustituido a actores y cantantes y, entre ellas, Kate Moss, con su aire de niña de los suburbios y su identidad
Cyborg (“los individuos ya no tienen otra elección que entre una vida
intercambiable y, por tanto, estilizada, con looks cambiantes y un coaching
permanente, y una vida no estilizada pero que no vale nada", Christian Salmon -reseña de Kate Moss Machine). En el centro de la prensa británica, desde su proceso de transformación de waif (niña abandonada) a wild (asalvajada), la última es la contratación de una doble de cuerpo, de nombre Natalie Morris. A los 40 años, Kate Moss ya es más una marca que una persona. Podrían generla por ordenador, como soñaba el director Andrew Niccol con su presentadora virtual en Simone: se acabaron las jaquecas, las exigencias del estrellato, las primeras arrugas...
En el fondo, como contó Dominguín de Ava Gardner, más que acostarse con ella, importaba contárselo a los amigos. Como en su anuncio para la marca Valisere: "There is only one Kate": viejita, con unos kilitos de más, enyoncada, criogenizada como Walt Disney...
La voz Marnie Nixon en West Side Story en lugar de Natalie Wood
Moon River, por Audrey Hepburn
La voz Marnie Nixon en West Side Story en lugar de Natalie Wood
Moon River, por Audrey Hepburn
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