¿Diane Kruger es la actriz del momento? Versión norteamericana de la serie The Bridge, anuncio de Calvin Klein, Llévame a la luna...
Llévame a la luna (Un plan parfait, 2012), película francesa de clarísima vocación internacional en la que unen sus fuerzas el director de Los seductores (Pascal Chaumeil) con el actor (también director y guionista) del taquillazo Bienvenidos al Norte (Dany Boon), a la que se suma la actriz alemana Diane Kruger, que ve como despega una carrera en la que, hasta la fecha, importaba más su cuerpo de modelo que sus dotes interpretativas.
Hasta la fecha, porque existe química entre Dany Boon y ella y, sobre todo, porque en The Bridge mantiene el tipo en la comparación con Sofia Helin y su Saga Norén.
Con un argumento convencional (¿no lo es el de La fiera de mi niña o Medianoche?): una maldición conduce al fracaso el primer matrimonio de las mujeres de una familia, por lo que Diane Kruger decide buscarse un idiota como primer marido...
Funciona en su primera parte (la familia de Diane Kruger, mejor que los dos actores principales) y también en la segunda (el momento de la guerra de sexos o, volviendo a La fiera de mi niña, donde la mujer acaba con cualquier autoestima posible de Dany Boon) para hundirse en la tercera. Bueno, hundirse es exagerado: a la segunda parte le falta algo de mordiente y la tercera te saca alguna sonrisa.
No se acerca a Los seductores ni mucho menos a esa comedia norteamericana de finales de los 30, principios de los 40 en la que dicen inspirarse Pascual Chaumeil y Dany Boon pero han realizado uno de esos productos de laboratorio que, como en el caso del drama Criadas y señoras, funciona. Y, tras ver la noche de antes Solo Dios perdona (Nicolas Winding Refn-Ryan Gosling), les aseguro que en verano cuanto más trivial el cine, para mí, mejor.
Funciona en su primera parte (la familia de Diane Kruger, mejor que los dos actores principales) y también en la segunda (el momento de la guerra de sexos o, volviendo a La fiera de mi niña, donde la mujer acaba con cualquier autoestima posible de Dany Boon) para hundirse en la tercera. Bueno, hundirse es exagerado: a la segunda parte le falta algo de mordiente y la tercera te saca alguna sonrisa.
No se acerca a Los seductores ni mucho menos a esa comedia norteamericana de finales de los 30, principios de los 40 en la que dicen inspirarse Pascual Chaumeil y Dany Boon pero han realizado uno de esos productos de laboratorio que, como en el caso del drama Criadas y señoras, funciona. Y, tras ver la noche de antes Solo Dios perdona (Nicolas Winding Refn-Ryan Gosling), les aseguro que en verano cuanto más trivial el cine, para mí, mejor.
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