Almunia y Borrell |
finalmente se desmorona [...] Los socialistas lo discuten todo apasionadamente, pero no riñen nunca. Aprovechan los diferentes puntos de vista para mantener siempre, frente al futuro, una bandera y un programa. Hay siempre el criterio de la mayoría del Comité y el criterio de la minoría".
Josep Pla publicó "Ejemplos. La lección del socialismo" un 14 de julio de 1933 en Las Provincias. A su juicio, era el PSOE temible para el resto de fuerzas políticas españolas, ya que: "al iniciarse el proceso hay un socialista que lo favorece; al finalizar el proceso, otro socialista recoge el movimiento. Y todo se produce sin necesidad de salir de la Casa del Pueblo". Un adversario formidable, "es un partido que desconoce las acciones impremeditadas o gratuitas. Es un partido que piensa siempre en durar y en mantenerse". Una parte de los dirigentes -la mayoritaria entonces- colaboró con la Dictadura de Primo de Rivera; otra se mantuvo al margen; como Julián Besteiro, cuando escribía este artículo, se opuso a la República burguesa mientras otros como Prieto la apoyaban. La maya fluctuaba entre un extremo y otro. Discrepancias sí, pero "sin necesidad de salir de la Casa del Pueblo".
"¿Cuándo se jodió el Perú, Zavalita"?, era la reflexión del anterior post sobre los socialistas caravaqueños y la degeneración de su partido; una degeneración que vale para el conjunto del socialismo español, sea en Cataluña o en el resto de España. Qué entendemos por degeneración: podríamos bromear con la cita de Ambrose Bierce en su Diccionario del Diablo: "Los contemporáneos de Homero eran notables ejemplos de degeneración; hacían falta diez de ellos para alzar una roca o promover un motín que cualquier héroe de la guerra troyana habría alzado o promovido con facilidad".
Grande es la distancia que separa a un Eduardo Madina de un Julián Besteiro, pero también entre un Adolfo Guerra y un Pedro Sánchez.
Comparen el shock de modernidad de Eduardo Madina, uno de los candidatos a las primarias socialistas para la secretaría general, con una de las últimas intervenciones de Alfonso Guerra (aquí completa): "Y es sano recordar que nosotros debemos competir políticamente con nuestro propio programa, querer competir con el programa de otros nos llevaría al fracaso, a la renuncia de la autonomía del proyecto. En las elecciones unas veces se gana y otras se pierde, pero si lo que perdemos es la coherencia de los firmes y largamente debatidos principios estaríamos lanzando por la borda el largo camino recorrido por hombres y mujeres del socialismo, durante 135 años, que han entregado parte de sus vidas o sus vidas enteras a la defensa de nuestros valores. Estaríamos también arrumbando el único proyecto serio, coherente, honesto que la izquierda ofrece a tantos hombres y mujeres que no tienen otro instrumento que luche por su dignidad y bienestar, que el Partido Socialista".
¿El momento en que se jodió el Perú? Quizá cuando resultó Josep Borrell ganador de otras primarias del PSOE, estas para candidato a la presidencia del Gobierno, y en menos de un año tuvo que dimitir. Fue un 24 de abril de 1998 cuando venció a Joaquín Almunia. De ahí a Zapatero y su "no estamos tan mal" y de ahí hasta el shock de modernidad de Madina.
"¿Cuándo se jodió el Perú, Zavalita"?, era la reflexión del anterior post sobre los socialistas caravaqueños y la degeneración de su partido; una degeneración que vale para el conjunto del socialismo español, sea en Cataluña o en el resto de España. Qué entendemos por degeneración: podríamos bromear con la cita de Ambrose Bierce en su Diccionario del Diablo: "Los contemporáneos de Homero eran notables ejemplos de degeneración; hacían falta diez de ellos para alzar una roca o promover un motín que cualquier héroe de la guerra troyana habría alzado o promovido con facilidad".
Grande es la distancia que separa a un Eduardo Madina de un Julián Besteiro, pero también entre un Adolfo Guerra y un Pedro Sánchez.
Comparen el shock de modernidad de Eduardo Madina, uno de los candidatos a las primarias socialistas para la secretaría general, con una de las últimas intervenciones de Alfonso Guerra (aquí completa): "Y es sano recordar que nosotros debemos competir políticamente con nuestro propio programa, querer competir con el programa de otros nos llevaría al fracaso, a la renuncia de la autonomía del proyecto. En las elecciones unas veces se gana y otras se pierde, pero si lo que perdemos es la coherencia de los firmes y largamente debatidos principios estaríamos lanzando por la borda el largo camino recorrido por hombres y mujeres del socialismo, durante 135 años, que han entregado parte de sus vidas o sus vidas enteras a la defensa de nuestros valores. Estaríamos también arrumbando el único proyecto serio, coherente, honesto que la izquierda ofrece a tantos hombres y mujeres que no tienen otro instrumento que luche por su dignidad y bienestar, que el Partido Socialista".
¿El momento en que se jodió el Perú? Quizá cuando resultó Josep Borrell ganador de otras primarias del PSOE, estas para candidato a la presidencia del Gobierno, y en menos de un año tuvo que dimitir. Fue un 24 de abril de 1998 cuando venció a Joaquín Almunia. De ahí a Zapatero y su "no estamos tan mal" y de ahí hasta el shock de modernidad de Madina.
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