En su habitación Peter Bogdanovich tenía pegado un cartel que decía: "El mejor cine es el de Hollywood". Yo pienso igual, aunque la muerte de Karl Malden nos deja sin otro de esos actores secundarios que con su sola presencia levantaban una película.Sin embargo, ahora Hollywood presenta un producto debidamente masticado para que el adolescente, o quién sea, no se pierda. En el cine europeo a veces eres tú quien quieres perderte, o por lo menos salir a echar un pito, mientras pretenciosos directores hablan de la nada.
Richard Loncraine es británico y, como buen británico, tenía que tocar a Shakespeare. Así que adaptó Ricardo III (junto a Ian Mckellen a un país parecido a la Rusia soviética o la Alemania nazi y se rodeó de un espléndido reparto: Ian Mckellen (como Ricardo III), Annette Benning, Jim Broadbent, Robert Downey Junior, Maggie Smith, etc.
Al poco marchó a Hollywood y rodó una comedia simpática pero nada del otro mundo con el título de Wimbledon y Kirsten Dunst y Paul Bettany. Aquí todavía no estaba en caída libre. Paul Bettany ni el director.
Pero todo les llegaría con su siguiente título Firewall (y con su albino del El código da Vinci) con Harrison Ford de improbable informático y más improbable todavía actor de acción (sé que suena como un contrasentido, hablamos de Indiana Jones, pero Indy ya no está para estos trotes). La película la quite cuando estaba finalizando: ni Harrison Ford ni Paul Bettany tenían nada que decirme y la mujer de Harry era demasiado mayor y la hija demasiado joven. Así que ni eso disfruté.
Y, sin embargo, Ricardo III es una adaptación soberbia que no palidece si se la compara con el Ricardo III de Laurence Olivier. Así que tal vez le fuera mejor si se queda en casa: pero eso sí, que en el reparto siempre estén Ian Mckellen y Robert Downey Junior. Y deje las comedias como Wimbledon para Richard Curtis (Love Actually) que le ha pillado el truco.
0 comentarios:
Publicar un comentario