Desde siempre he tenido dudas de el Ministerio de Igualdad porque temía que se constituyera en un Ministerio de Mujer cuando las desigualdades son muchas. Es habitual la desigualdad entre hombres y mujeres, pero mayor todavía entre españoles y extranjero. Por no decir, entre españoles y españolas y extranjeras. Cierto es que la defensa de la Ley del Aborto (una ley, por otra parte, muy necesaria) fueron de patio de colegio.
Sin embargo, cierta derecha (la derechona, si queremos llamarla así)la ha tomado con las ministras socialistas que no sé qué mayor culpa tienen que sus camaradas. Luis María Ansón se lleva la palma: esta mañana en El Mundo escribía sobre Bibiana, Zapatero y Florentino Pérez. Cierto, que el nombre de ella es un recurso literario, lo mismo le hubiera dado Carme Chacón que Trinidad Jiménez. La cuestión es que fuera mujer. Porque, si algo podíamos comprobar en una información de El País este sábado o este domingo sobre los distinos equipos ministeriales del Presidente es que lo nuestro no tiene nada que ver con la meritocracia. Deshechos de la logse, los llama el periodista Santiago González. También injusto porque más o menos a todos nos han educado para no pensar. Pero, vamos, por escoger un Ministro que produce verguenza ajena (o propia si se tiene en cuenta que nos representa a los españoles) es Moratinos. Las ministras las hay mejores o peores porque la inteligencia no tiene que ver con el sexo. Aunque curiosamente Bibiana Aído y Carme Chacón son de las pocas políticos españoles que tienen un discurso propio, progresista. A la primera, a Bibiana Aído, se la cargó María Teresa Fernández de la Vega cuando habló un día sobre el velo y le dijo que no toca: en ese momento redució su Ministerio a algo políticamente correcto. A Carme Chacón se la cargó su jefe: a mí no me importa que una mujer sea Ministra de Defensa, pero es una lástima que utilices para ese puesto uno de los grandes valores de tu partido (o del PSC) porque en ese Ministerio se tiene que cuidar uno mucho de lo que dice.
Total, que a Zapatero le acompaña Rubalcaba y, si les dan la oportunidad Carme Chacón y Bibiana Aído... A los otros que valían como Jordi Sevilla lo desterró. Claro, que más lástima da Josep Borrell (o España), al que el otro día entrevistaban en El País, los conceptos que maneja, su inteligencia, nada tienen que ver con los de sus correligionarios. También lo desterró El País y el felipismo cuando se atrevió a hablar en el Congreso (ante los silbidos del PP: lo del Congreso convertido en circo no es de hoy) del Muro de Berlín y que su caída no había resuelto las desigualdades, al contrario. Después de él Almunia... y Zapatero, Rosa Díez (que aseguró perder las primarias de su ex partido por ser mujer) y Bono (una mezcla populista entre Miguel Ángel Revilla y Joan Laporta). Como el Sabina, podemos decir que el político de hoy es el padre del mono del año 3000.
Por tanto, no son las ministras de Zapatero lo peor de su Gobierno: el ataque exclusivo a ellas de Ansón y compañía no denota más que puro y duro machismo
Sin embargo, cierta derecha (la derechona, si queremos llamarla así)la ha tomado con las ministras socialistas que no sé qué mayor culpa tienen que sus camaradas. Luis María Ansón se lleva la palma: esta mañana en El Mundo escribía sobre Bibiana, Zapatero y Florentino Pérez. Cierto, que el nombre de ella es un recurso literario, lo mismo le hubiera dado Carme Chacón que Trinidad Jiménez. La cuestión es que fuera mujer. Porque, si algo podíamos comprobar en una información de El País este sábado o este domingo sobre los distinos equipos ministeriales del Presidente es que lo nuestro no tiene nada que ver con la meritocracia. Deshechos de la logse, los llama el periodista Santiago González. También injusto porque más o menos a todos nos han educado para no pensar. Pero, vamos, por escoger un Ministro que produce verguenza ajena (o propia si se tiene en cuenta que nos representa a los españoles) es Moratinos. Las ministras las hay mejores o peores porque la inteligencia no tiene que ver con el sexo. Aunque curiosamente Bibiana Aído y Carme Chacón son de las pocas políticos españoles que tienen un discurso propio, progresista. A la primera, a Bibiana Aído, se la cargó María Teresa Fernández de la Vega cuando habló un día sobre el velo y le dijo que no toca: en ese momento redució su Ministerio a algo políticamente correcto. A Carme Chacón se la cargó su jefe: a mí no me importa que una mujer sea Ministra de Defensa, pero es una lástima que utilices para ese puesto uno de los grandes valores de tu partido (o del PSC) porque en ese Ministerio se tiene que cuidar uno mucho de lo que dice.
Total, que a Zapatero le acompaña Rubalcaba y, si les dan la oportunidad Carme Chacón y Bibiana Aído... A los otros que valían como Jordi Sevilla lo desterró. Claro, que más lástima da Josep Borrell (o España), al que el otro día entrevistaban en El País, los conceptos que maneja, su inteligencia, nada tienen que ver con los de sus correligionarios. También lo desterró El País y el felipismo cuando se atrevió a hablar en el Congreso (ante los silbidos del PP: lo del Congreso convertido en circo no es de hoy) del Muro de Berlín y que su caída no había resuelto las desigualdades, al contrario. Después de él Almunia... y Zapatero, Rosa Díez (que aseguró perder las primarias de su ex partido por ser mujer) y Bono (una mezcla populista entre Miguel Ángel Revilla y Joan Laporta). Como el Sabina, podemos decir que el político de hoy es el padre del mono del año 3000.
Por tanto, no son las ministras de Zapatero lo peor de su Gobierno: el ataque exclusivo a ellas de Ansón y compañía no denota más que puro y duro machismo
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