Lo único que se trajo Murdoch de China |
En poco tiempo, una profesión que podía presumir del Yo acuso de Zola, el Hiroshima de John Hersey (publicado en español por Turner) o las investigaciones de Woodward y Bernstein se ha encontrado con el escándalo del «caso Murdoch» (los únicos que han arrodillado al magnate australiano fueron los chinos: el capítulo «De cómo Murdoch perdió millones en China y encontró una esposa» dentro de Cultura Mainstream de Fréderic Martel) que la ha llevado a tocar fondo: esa Rebekah Brooks (me la he pedido de madrastra pelirroja para Reyes) que hace publica la enfermedad del hijo de Gordon Brown y luego obliga al padre a que acuda a su boda…
Pero News of the World también puede convertirse en un chivo expiatorio: un occidental se hace pasar por una bloguera lesbiana de Siria y los medios que lo publican, como el New York Times, no comprueban la identidad ni cuando afirma haber sido detenida; El Mundo se dedica a los kilos de más o menos de la Ministra de Sanidad; el ex periodista Cebrián abusa de su posición en El País para el desquite con Zapatero… por no hablar de la crítica literaria donde lo primero que debemos saber es si editorial y medio pertenecen al mismo grupo.
Ni una profesión heroica ni mercenarios untados con un «fondo de reptiles»; el futuro del periodismo se asemejará más a la belleza cínica de Faye Dunaway en Network (1976) que al rostro sincero y arruinado por el cáncer de Bogart en El cuarto poder (1952).
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