Patti Smith, ¿la mitómana?

Patti Smith y Robert Mapplethorpe, Just Kids

Escribí hace unas semanas sobre Patti Smith y sus recientes memorias (en ese momento no las había leído y la reseña la haré más tarde) que me han gustado. La acusa esta mañana en El País Diego A. Manrique de mitómana que se cree predestinada y tiene toda la razón. Aunque para mí no le resta ningún ápice de valor a su música: es más, si no se creyera heredera de Verlaine, de Rimbaud, de Ginsberg (impagable la anécdota de cuando lo conoce) no tendría esa fuerza. Mapplethorpe y ella, como en la novela, fueron hermosos y malditos. O jugaron a serlo, que también tiene su importancia.


También critica el crítico su no comprensión de la homosexualidad de su compañero, el sadomasoquismo o que no sucumbiera al caballo. Está en su derecho, aunque ahora el mitómano parece Diego A. Manrique quizá más cómodo con el mito de la Faithfull. La desprecia con una sentencia de Tony Ingrasia: "No te chutas y no eres lesbiana. ¿Se puede saber qué es lo que haces?". En principio, música. La música más sexual que se podía imaginar en esa época para una mujer que confesó en una ocasión que su padre la pilló marturbándose con los Stones. En su Gloria, la mujer deja de ser un objeto pasivo.
Comparto, en cambio, con Diego A. Manrique la idea de que parió uno de los mejores discos de la historia, el Horses con portada de Mapplethorpe, en 1975, y otro par inferiores pero que contenían temas como el Because the night. En la década de los 80 se apagó y su vuelta atrae más nostagia que otra cosa. Pero, escuchando el Rid on me de Pj Harvey, uno descubre cuánto le debe el rock en femenino a Patti Smith, fuera o no mitómana.

Compartir

Tweet