Tanta expectación había despertado el nuevo Batman que corría el riesgo de decepcionar. “La decepción es un concepto relativo. No puedo hablar sobre eso porque
está relacionado con las expectativas de cada uno. Y si esas
expectativas eran irreales, yo no puedo hacer nada”, señala Nolan en el País.
En mi caso me ha decepcionado: sí, tiene un espectacular prólogo que hará las delicias de los aficionados a James Bond; un primer encuentro con Catwoman que debiera haberse convertido en alta comedia y un comienzo de ecos fordianos (Fort Apache, Liberty Valance) cuando se construyo el mito de Harvey Dos Caras con una mentira.
A partir de ahí, todo es un cuesta abajo que acaba con uno de los finales más previsibles y menos grandiosos que recuerdo.
¿Qué falla? En primer lugar el guión de los dos hermanos Nolan (ambos guionistas de las anteriores y otras películas y series): es un acierto contraponer, por mucho que Nolan lo niegue, un Batman aristocrático a la chusma a la que Bane "libera" y construye una ¿dictadura del proletariado?. Pero Nolan hace cine de evasión (y a veces se toma demasiado en serio a sí mismo): qué nos hubiera deparado un Haneke en un mundo donde todo se permite a quien nunca antes tuvo: pillaje, asaltos, violaciones... El Señor de las Moscas en Gotham City. Pero es que, además, y esto sí que me resulta extraño: Nolan no dirige bien las escenas con grandes multitudes ni tampoco las propiamente de acción: ¿alguna comparable al Joker saliendo del hospital, al primer robo, a esa contrarreloj donde Batman debe elegir en la segunda entre el amor de su vida o el deber?
¿Y qué decir del reparto, tan excepcional como desaprovechado? La bellísima Marion Cotillard, Anne Hathaway que hace olvidar a las anteriores Catwomans, Joseph Gordon-Levitt (¿habrá spinoff?), Morgan Freeman, Michael Caine, Gary Oldman, Matthew Modine...
De la trilogía de Batman de Nolan, como a muchísimos me maravilló la segunda, esta tercera la he disfrutado tan poco como la primera. Muy lejos las dos de la obra maestra El Caballero Oscuro o, mi favorita de Nolan, El truco final.
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