Las dos caras del PSOE curiosamente la forman los dos líderes (presidentes de su Comunidad) del PSC y el PSE: José Montilla y Patxi López.
Del líder nacional y Presidente del Gobierno se podría suscribir la maldad de Santiago González: si Zapatero estuviera con un grupo de nazis les ayudaría en pegarle una paliza a un negro. ¿Significa que es malo? No, porque si estuviera con Teresa de Calcuta sería el primero en cuidar leprosos. ¿Significa que es bueno? No, porque... Podríamos continuar: pero se trata de la vieja política de ir siempre a favor de la corriente.
El socialismo que concurra a las próximas Elecciones Generales (y autonómicas, porque hay un José Montilla en cada Autonomía) tendrá que apostar por una de sus dos caras.
La del PSE que representa un socialismo europeo, preocupado de los ciudadanos y no de las esencias, dispuesto a pactar con la Oposición (claro que ésta cuenta en el País Vasco con su líder más sensato). O la del PSC: la de ser más tribu que la tribu, más nacionalista que socialista, dispuesta a pactar con CIU sobre financiación ilegal para que nadie cambie... porque, al fin y al cabo, se roba patrióticamente. El PSC, para el que el catalanismo es progre y el españolismo es facha.
Existe el miedo (yo creo que injustificado) que comentaba Edurne Uriarte en un artículo: que Rubalcaba sea el poli malo y Eguiguren el bueno, que la única manera de que Zapatero vuelva a ganar las elecciones es que se produzca el final de ETA. Esta opción hundiría a Patxi López y condenaría a los vascos a incidir en el camino de la tribu del PSC, CIU y ERC (y a parte del PP, aunque en el otro extremo). Esperemos que no porque Patxi López debe ser algún día candidato a Presidente de España (como por su partido lo debe ser Basagoiti). Probablemente en las de 2012. Hasta entonces recemos porque Zapatero y Rajoy no hundan más el país.
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