viernes, 5 de diciembre de 2014

Perdiendo el miedo

El 13 de diciembre en Caravaca de la Cruz la Plataforma en Defensa del Ciudadano ha convocado una manifestación a las 17:00 horas que comenzará en el parque Pedro García Esteller y, tras recorrer
la Gran Vía, finalizará en la Plaza del Arco para protestar por el IBI en Caravaca. Recientemente esta plataforma recogió 5.000 firmas para que se congelara este impuesto, mientras que los hosteleros y comerciantes reunieron otras 3.000 firmas contra la zona azul. Muchos menos, unos cien caravaqueños, firmaron el pasado fin de semana un escrito de IU-Verdes en el que se exigía la dimisión de los imputados en el caso del Roblecillo.

Las dos primeras fueron apartidistas: desde el votante del PP al del PSOE, desde el que simpatiza con Podemos hasta el que no simpatiza con ningún político, casta vieja o casta nueva, puede apoyarlas. Al igual que secundar la manifestación del día 13 de diciembre.
La vida se ha degradado en la mayoría de nuestas ciudades: más impuestos, peores servicios. Y, si algo positivo trajo esta crisis económica, es un interés renovado del ciudadano por la política... y la pérdida del miedo. Resulta precipitado asegurar como repetían hasta hace unos meses movimientos sociales próximos a la izquierda que “el miedo va a cambiar de bando” (hace unos meses, ahora prefieren el para nada amenazador “la alegría va a cambiar de bando”), pero comienza a perderse el miedo a significarse, algo impensable en los pueblos antes de esta crisis: al fin y al cabo, en localidades donde se conoce todo el mundo firmar un documento que pasa por registro conlleva que nuestros representantes conozcan quiénes se muestran contrarios a algunas de sus decisiones (y heredado de siglos, el temor a represalias por parte de la autoridad). No tiene por qué ser a todas ni significar que no les volverán a votar.
Pero ese electorado en su conjunto, en este final de legislatura, parece que ha cambiado su dinámica: antes esperaba cuatro años y en las siguientes elecciones pasaba la cuenta. Este nuevo comportamiento ciudadano incluso resulta beneficioso para quien gobierna: con manifestaciones, con cartas en los periódicos, con firmas con nombres y apellidos, tiene la oportunidad de corregirse según los deseos del ciudadano y según, claro, las posibilidades del municipio. 

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