
En esta campaña electoral catalana, sin embargo, habría que darle la vuelta. "¡No es la economía, estúpido!". Porque los partidos políticos parece que fían sus posibilidades de victoria -o de minimizar su derrota- a que los electores compren el mensaje de que con una hipotética secesión la economía tanto la catalana (como la del resto de España) empeoraría o aquel otro mensaje simplificado sobre si es cierto el lema "España nos roba" o, por último, el de la permanencia en la Unión Europea, que al final acaba siendo el del acceso a sus mercados, es decir, un argumento económico, porque Europa ni nos hace más listos ni más guapos.