
Desde La Transición, el cine español se ha preocupado de indagar las causas de la violencia en el País Vasco. Más de veintiocho largometrajes desde 1977. En el contexto, finales de los 70, década de los 80, la visión mayoritaria es favorable al nacionalismo vasco, muestra simpatía incluso con ETA.
Imanol Uribe es el más famoso de estos cineastas vascos, ha dirigido cuatro películas (que yo conozca) sobre el terrorismo:
El proceso de Burgos (1979),
La fuga de Segovia (1981),
La muerte de Mikel (1984) y
Días contados (1994). Sería como el Jim Sheridan español, aunque sin ninguna obra de la categoría de
En el nombre del padre (1993). Pero, la conjunción de atentados mortales por grupos terroristas diferentes en diversos países, ha llevado a que la reflexión sobre terrorismo no parta exclusivamente de España o Irlanda, aunque nosotros convivamos con el horror de ETA que parece apunto de desaparecer. (Sobre terrorismo en los 70,
aquí un pos anterior mío).