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| Nechaev |
Un estudiante italiano es asesinado en el 79 por preguntar a los terroristas que asaltaron su facultad si debía tratarlos de usted. La Facción del Ejército Rojo alemana encontró un vivero de violentos primero en orfanatos y después en siquiátricos. Mientras sus líderes, Baader, Ensslin y Meinhof, conducían potentes carros y legaban una estética de AK-47, música rock, pañuelo palestino y gorra de Mao o boina del Che a generaciones posteriores de «jóvenes blancos y culpables», como los define Michael Burleigh.
Herederos a su vez de Nechaev, Bakunin y su Catecismo Revolucionario («todos los vínculos con el mundo civilizado de las leyes, las moralidades, las costumbres, y con sus convenciones, por lo general aceptadas, se han disuelto») que infeccionó a la juventud nihilista rusa, y llegó hasta los salones de la nobleza, que lo mismo propugnaba el asesinato del zar que el suicidio como manera definitiva de acabar con el hastío vital. Mala conciencia y espíritu racista que aún pululan entre los radicales de Occidente que se culpabilizan de las desgracias del llamado Tercer Mundo y pretenden solucionarlas como si lo bueno y malo que acontece en el planeta fuera responsabilidad de Europa y el otro quedara así convertido una versión amable de buen salvaje: sin malicia, sin inteligencia. Jóvenes hastiados de sobreabundancia; anarquistas de salón empantanados mentalmente en los setenta y su terrorismo chic que, claro, nada tiene que ver con el actual porque ellos tenían ideales; amantes del multiculturalismo si significa manifestación, cuscús, litrona y buena grifa. Y, si alguien les habla de ablación y lapidación en esos países y de la prohibición allí de las drogas y el alcohol que disfrutamos en nuestra cómoda existencia, le miran impertérritos y sueltan el mantra: «El problema es que tienes una visión eurocentrista de la vida». Poseídos como los de Dostoievski sólo que no lo saben: no han leído.PD. Aquí otra entrada donde escribo sobre algunas películas sobre terrorismo.
Carlos
The Baader Meinhof Complex
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