viernes, 22 de mayo de 2009

Morir para ganar: reflexiones sobre el terrorismo suicida de Robert A. Pape

Hace unos meses leí un libro de Robert A. Pape de título Morir para ganar: las estrategias del terrorismo suicida. El autor no atiende a categorías de liberal o conservador, aporta datos: niega la existencia de una gran conjura islámica para dominar el mundo ni, ya en pequeña escala, la coordinación de los terroristas, por ejemplo de Hamas y Hezbola, aunque su objetivo común sea Israel; se preocupa por la nueva generación de terroristas si los norteamericanos y sus aliados europeos e israelíes siguen manteniendo bases en países musulmanes, pero, paradójicamente para lo políticamente correcto, defiende con datos (menos asesinatos) el mantenimiento del muro que los israelíes han construido para separarse de los territorios palestinos.


En definitiva, aboga por las energías renovables que disminuyan nuestra dependencia del petróleo, aunque no dudaría en ir a la guerra si algún régimen impidiera que fluya para Occidente. Sin embargo, se aleja de los revolucionarios neocon y discrepa que sea nuestro (él habla de Estados Unidos) objetivo "civilizar" o llevar la democracia a esos países.

Ejemplos de su libro:

"Todos los estados contra los que se atentaba eran democracias, que para los terroristas son más vulnerables a la coacción que otros tipos de regímenes"

"El auge vertiginoso del terrorismo suicida se debe a un motivio inquientante: en las dos últimas décadas, los terroristas suicidas han comprobado que esta estrategia funciona. Los terroristas suicidas intentaban coaccionar a las fuerzas militares norteamericanas y francesas para que abandonaran el Líbano en 1983, a las fuerzas israelíes para que se retiraran también del Líbano en 1985 y de la franja de Gaza y de la franja occidental en 1994, al gobierno de Sri Lanka para que se creara un estado de Tamil independiente a partir de 1990, y al gobierno turco para que concediese la autonomía a los kurdos a finales de los noventa. En todos los casos, excepto en el de Turquía, la causa política de los terroristas se apuntó más triunfos tras el recurso a las operaciones suicidas".

"En agosto de 2003, Israel concluyó la primera parte importante de la densa valla de seguridad a lo largo de la frontera con la franja occidental. Los grupos terroristas palestinos cometieron un promedio de más de 20 atentados suicidas en los tres años anteriores, pero sólo 2 en el año siguiente. La presencia de la valla explica probablemente este declive, dado que parece que ningún terrorista suicida ha logrado traspasar la barrera, salvo por las partes no acabadas de la obra".

"La finalidad principal debería ser la misma de la primera Guerra del Golfo de 1991, la protección del petróleo, y no de la segunda de 2003, el cambio de régimen".
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