domingo, 12 de julio de 2009

Demagogia: Bush y la noticia del 11S

Todos, en un momento u otro, vimos a George Bush hijo recibir la noticia del atentado múltiple el 11S. No tuvo un gran gesto: perplejidad y confusión. Yo, desde mi casa, me sentía igual. Creo que casi cualquiera hubiera tardado en asimilarlo y, si encima, te están grabando, esa escena, como indica Carlos Boyero, puede simbolizar un mandato. De los presidentes estadounidenses que he visto pasar Bush hijo ha sido el peor. Pero actuó cuando conoció la noticia como imagino que Aznar el 11M o Sagasta tras el desastre de Cuba. La película de Michael Moore que expandió esta imagen es pura demagogia y me hubiera gustado ver al director en parecida situación para que nos enseñara cómo sobrellevar las catástrofes. Michael Moore, todo hay que decirlo, dirigió una magnífica película, Operación Canada, y tres documentales que yo haya visto, desde el excelente (aunque ya torticero) Bowling for Columbine, Fahrenheit 9/11 hasta Sicko (que sólo interesará a norteamericanos).


Porque reconoce al principio que desconfía de Michael Moore y porque se le supone, junto a Enric González es el mejor crítico de El País (además de huir de caminos transitados), es tan injusta esta acusación de no saber estar a Bush hijo en su crítica sobre lo último de Sacha Baron Cohen: "Desconfiando de un universo en el que el absoluto protagonismo lo ejercen las imágenes -soporte de esa cosa tan agobiante y trascendente llamada publicidad-, reconozco que ningún análisis político ni perfil sicológico puede revelarme mayor y patética verdad sobre George Bush -el antiguo jefe del universo- que una secuencia del documental Farenheit 9-11 en la que comunican a ese muñeco inarticulado y de expresividad grotesca, a ese imbécil infinitamente poderoso que condiciona con sus decisiones la existencia plácida o precaria de cualquier individuo del universo, en la seguridad de que los piratas serán cada vez más ricos a costa del infortunio de los pringados ancestrales, la noticia de que han atacado las Torres Gemelas, de que todo tiene la atmósfera del imprevisible Apocalipsis. Ese profesional de la mediocridad satisfecha, ese tipo que necesita que alguien le escriba continuamente todo lo que sale oficialmente de su robótica boca, ese logotipo de involuntario dadaísmo cada vez que intentaba comunicar algo propio, se siente el más indefenso del mundo, no sabe qué decir, su rostro es un poema, sus gestos se congelan, en una escuela infantil en la que está soportando con gesto forzadamente beatífico un cuento humanista sobre cabras. El demagogo Michael Moore, el maestro del montaje y de la realidad manipulada, la vibrante mosca cojonera, el documentalista incómodo que se cree legitimado para exagerar y deformar en nombre de la sagrada verdad los punitivos males que aquejan a nuestro mundo, revelaba con ese impagable gesto del estupor bushiano la indefensión, la incompetencia y el caos de los que marcan el estado de las cosas".
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