viernes, 27 de agosto de 2010

¿Por qué se temen las Primarias?

En Estados Unidos las Primarias tienen una amplia tradición: empezaron con Roosevelt (el imperialista, no el del New Deal) y su desaparecido Partido Progresista; después le siguieron los demócratas y republicanos. Aunque como se puede ver en la magnífica serie El Ala Oeste de la Casa Blanca (en su sexta temporada, con los caucuses, los superpartes) tampoco es un voto, una persona. Gana Matt Santos, el primer Obama, aunque hispano, porque el Presidente saliente presiona a los maestros, tradicionales votantes demócratas.

En España el Partido Socialista se ha asustado cuando se ha mentado la bicha: las Primarias. No las querían en Madrid, tampoco las querrán en Murcia y, sin embargo, al PSOE las Primarias le han funcionado. Con Josep Borrell consiguieron ilusionar a muchos de sus afiliados hartos de la corrupción y el desgaste de sus anteriores líderes, aunque luego éstos se la devolvieron a Borrell y acabó estrellándose en las Elecciones el candidato del aparato. Más tarde también José Luis Rodríguez Zapatero consiguió devolver el optimismo a los socialistas, aunque sólo les ofreciera talante. Por tanto, en Comunidades Autónomas como Murcia o Madrid donde sus posibilidades de ganar son nulas, un proceso en el que el militante se sienta partícipe y se puedan presentar diferentes proyectos no debe ser malo, sino todo lo contrario. El problema es que la decisión que tomen los vontantes va a ser más cuestión de carisma que de proyecto. Porque todo el socialismo después de la Caída ha tenido que ver con «nuevas vías» que ocultan el hecho de que tanto progresistas como conservadores han dejado de creer en la política, por lo menos en la económica, que han dejado en manos del gran capital que afirmaba ser capaz de autorregularse. No ha sido así: los anónimos usureros (ellos no necesitan celebrar ningún día como los homosexuales o las mujeres), como el banquero anarquista de Pessoa, han destrozado el mundo de certezas burgués y luego han pedido al Estado que los salve. Y éste ha acudido raudo. Ojalá en las Primarias alguien recuerde a sus votantes que, aunque gracias a Dios (es un decir), desaparecieron los totalitarismos, no han desaparecido las causas que llevaron a su ascenso. Pero me temo que las Primarias en España van a ser cuestión de cosmética.

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