viernes, 12 de noviembre de 2010

Otra vez el editorial de El País

Ayer escribió en su blog, no sé si también en El Mundo, Santiago González sobre el editorial de El País dedicado a nuestro ex Presidente González.
Mejor que el mío (con más conocimiento de causa, ya que yo era crío cuando los GAL), pero en términos parecidos. Editorial se llama.
Quédense con la frase que yo destacaba como la peor que se había escrito en ese dirio en años (sin firma, que es lo que tienen los editoriales):
Si no se dieron episodios bajo los Gobiernos del PP fue, sencillamente, porque encontraron resuelto ese siniestro problema,
[ah, la sintaxis. ¿A qué siniestro problema se refiere el editorialista? En rigor, y puesto que en el párrafo sólo se refiere a la guerra sucia, el siniestro problema debería ser éste, pero la frase sería una perfecta tautología: no hubo guerra sucia porque se había acabado la guerra sucia. Hay una posibilidad: que quiera decir que el GAL no fue más que la continuación, en un todo uno e inconsútil, de la guerra sucia que se encontró el PSOE a su llegada al poder. Inexacto. Entre el último atentado del Batallón Vasco Español y sus variantes y la aparición del GAL pasan dos años. En el terrorismo de Estado presocialista (38 asesinatos) no fue condenado ningún ministro, ni secretario de Estado (Tal vez Suárez y Calvo Sotelo conocían mejor a los suyos. La diferencia es que el GAL nace bajo impulso político] no porque su virtud fuera superior a la de sus predecesores. [Chiudere in bellezza se llama la figura. ¿Cómo se puede poner en cuestión la superioridad moral de la izquierda? No sostendría yo, por otra parte, que los dirigentes del PP sean más virtuosos que los del PSOE, pero vayamos al hecho: cuando gobernaron no incurrieron en este vicio. Si lo que quería decir el párrafo confuso es que encontraron resuelto el siniestro problema que motivó la guerra sucia, esto es, el terrorismo, no se sostiene con los hechos. Veamos:

Aznar tuvo más motivos personales para alentar una venganza personal contra ETA. Diez meses y medio antes de que ganara las elecciones, fue víctima de un atentado con coche-bomba el 19 de abril de 1995, experiencia que nunca sufrió González. El País publicó al día siguiente un solemne editorial, en el que por cierto empleaba el concepto que ahora niega: terrorismo de Estado. Y al día siguiente, este otro, tan lejano al sectarismo.


Dieciséis meses después del 28-o que llevó a FG a La Moncloa, ETA asesina al primer dirigente socialista: el senador Enrique Casas el 23 de febrero de 1984. La respuesta fue implacable. Un mes más tarde (22 de marzo) cuatro miembros de los Comandos Autónomos, responsables del asesinato de Casas fueron acribillados con cartuchos de calibre 12, cargados con postas prohibidas para caza mayor en la zodiac con la que trataban de llegar a Pasajes. No tuvieron la oportunidad de rendirse y todavía hay un sumario abierto en un juzgado de San Sebastián.

El PP había sufrido el asesinato de su presidente en el País Vasco, el teniente de alcalde de San Sebastián, Gregorio Ordóñez, un mes y diez días antes de ganar las elecciones, el 3 de marzo de 1996 y volvió a sufrirlo 16 meses después con el secuestro y asesinato de de Miguel Angel Blanco. No se produjo nada parecido. Después hubo más asesinatos de políticos del PSOE y del PP, pero al parecer Aznar controlaba mejor a sus ministros que FG.

Otro dato: aquel día en que Aznar salvó la vida gracias al blindaje de su coche, el presidente del Gobierno, Felipe González Márquez no fue al hospital en el que permaneció unas horas en observación. Tampoco le llamó por teléfono.]

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