sábado, 17 de marzo de 2012

El detective aficionado, Roger Sheringham, de Anthony Berkeley

Lumen ha comenzado con El misterio de Layton Court ha publicar las novelas del detective aficionado Roger Sheringham escritas por Anthony Berkeley (1893-1971), al que sitúa (en la contraportada) al nivel Agatha Chritie o Dorothy L. Sayers como los más selectos escritores de misterio de los años treinta.

No lo conocía: me ha interesado el personaje principal, esa excesiva verborrea que resulta simpatiquísima: un caradura de mucho cuidado, pero nada el resto de personajes, que carecen del mínimo interés (empezando por Alexander Grierson, su ayuda en esta novela a la manera de Hasting o Watson, a quien, como a Holmes, nombre Sheringham en más de una docena de ocasiones); como la obra carece de suspense. Amigo de los razonamientos (algunos muy conseguidos) y la búsqueda de pistas, menos del estudio sicológico de los sospechosos, por lo menos en esta primera novela, que no es más que un ejercicio literario que adelanta en el prólogo dedicado a su padre: primero) el detective comete errores durante la investigación; segundo, el lector sabe de las pruebas a la vez que Sheringham.
Anthony Berkeley
"Roger Sheringham es una de esas personas dinámicas que parecen aprovechar el tiempo mejor que los demás. Haga lo que haga, lo hace como si fuese lo único que hubiese querido hacer en toda su vida". De constitución fuerte, más bajo que la media, estudiante en Winchester y luego en Oxford, escritor de éxito que, asegura, desprecia a sus lectores... nos lo encontramos invitado en una mansión cuando el anfitrión se suicida (¿o no?). Y el detective aficionado y Alec Grierson (este sin entusiasmo) comienzan sus pesquisas. 
Al principio, interesados en las pistas; después "a que desconocemos el motivo por el que se cometió el asesinato. Si pudiéramos averiguarlo, eso simplificaría todo muchísimo [...] Así es como se resuelven siempre estos casos de asesinato, tanto en la vida real como en la ficción. Primero se establece el motivo y luego se investiga a partir de ahí" para terminar tratando de averiguar sobre la víctima.
Un libro que se lee con interés y agrado aunque muy inferior a la primera novela de Poirot (El misterioso caso de Styles). De Dorothy L. Sayers (y siguiendo la unión que establece la editora de los tres) el primero que he leído es el cuarto en el que aparece Lord Peter Wimsey y no acabó de entusiasmarme como Agatha Christie, Chesterton o los americanos menos negros como Rex Stout.

PD. Como Agatha Christhie que hace gala de un racismo estereotipado (qué si no) y hasta gracioso contra latinos, árabes y judíos, el detectivo Roger Sheringham también es antisemita: "un enorme plato de ciruelas y pudin de tapioca, las dos cosas aparte de los judíos que más odiaba en el mundo". 
El misterio de Layton Court se publicó en 1929; Hitler gobernó Alemania a partir de 1933, el caso Dreyfus comenzó en 1894. Separar Alemania del resto de la civilización occidental aunque tranqulizador resulta incorrecto.
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