lunes, 23 de febrero de 2015

El Fénix Rojo: las oportunidades del socialismo, de Luis Fernando Medina Sierra

¿Puede el siglo XXI ser un nuevo siglo socialista como lo fue el XX?
¿Aunque éste no encuentre el final de su caída y, desde antes de las últimas décadas, camine de derrota en derrota? Incluso si no fue capaz de ofrecer una alternativa creíble a la crisis de 2008.
Luis Fernando Medina parece creerlo así, y dedica su El Fenix Rojo (ganador del premio Catarata de Ensayo 2014) a explicar las razones de su ascenso y de la posterior caída y las oportunidades que se plantean, aunque para lograrlo el socialismo deba recuperar su poder taumatúrgico ("el socialismo transformaba a sus participantes").
Una nueva poeisis ya se da ("el socialismo ofrecía a sus partidarios más que una posición política una forma de ver el mundo, un lenguaje y unas categorías a partir de las cuales formar una opinión política"), una nueva visión polisémica ("La expansión global del socialismo se debía precisamente a su capacidad de significar distintas cosas para distintos sectores"): estas tres palabras explican por qué el socialismo sí y el capitalismo no ha creado una visión del mundo que ha llevado a personas a matar pero también a morir o sufrir cárcel o destierro por esas ideas.
Escribe al principio: "El presente ensayo defenderá la siguiente tesis central: las actuales tendencias del capitalismo generan un entorno propicio para que resurja el socialismo como fuerza ideológica", matizando:"Mi tesis no depende de una falla particular del capitalismo [...] serán los éxitos del capitalismo, tanto o más que sus fracasos, los que le den fuerza al socialismo en el siglo XXI"
Constata el autor que, en los tiempos actuales, la izquierda se centra, pero no así la derecha: la comparación con los años 30 del siglo XX no es correcta: vuelve el fascismo pero por el contrario no regresa el comunismo.
Para Luis Fernando Medina no se trata de volver a los setenta ("Regresar  a los setenta, que es en esencia el programa socialdemócrata de hoy, es regresar a una época en la que por debajo de los grandes logros igualitarios obtenidos se estaban gestando las fuerzas sociales y discursivas del neoliberalismo"), no niega en su ensayo el papel (la necesidad) tanto del Estado como del Mercado y no limita socialismo a la igualdad.
Explica primero por qué fracasó el socialismo del siglo XX dando paso a una sociedad de consumo, que da muestras de estar también agotándose: "El derrumbe del socialismo correspondía al derrumbe de una estructura particular que confería un lugar privilegiado al mundo del trabajo. Esta estructura ha sido reemplazada por otra más universal centrada en el mundo del consumo que ahora está mostrando síntomas de agotamiento", este agotamiento se debe a cuatro procesos entrelazados que resumimos con las palabras del autor: Los niveles de abundancia material de las sociedades avanzadas es tal que la cantidad de consumo disponible ha aumentado sin cesar. Pero el consumo requiere un insumo crucial: ocio. Y al capitalismo no se le da tan bien producir tiempo libre. El consumo se está volviendo cada vez más un apéndice del mercado. Es decir, hoy en día el ocio mismo genera ganancias.
Hoy una parte de la izquierda trata de sustituir la visión del consumidor por una más universal, opina que la noción de renta básica universal puede unir (la polisemia del socialismo) varias causas: feminismo, cooperativismo, ecologismo...
Explica: "los individuos tienen derecho a un ingreso mínimo porque, como miembros de la sociedad, son copropietarios de toda su riqueza. Vistas así las cosas, un individuo tiene derecho a vivir de la renta que genera la parte de riqueza de la que es propietario", la renta básica universal no es socialismo, pero "invita a los ciudadanos a imaginar espacios sociales de libertad individual y colectiva que no están sometidos a las lógicas impersonales del Estado y el mercado. Por eso genera ansiedad" porque "no es simplemente una política de reducción de la pobreza o de estabilización de ingresos. Es una propuesta que busca liberar a los ciudadanos para que puedan acometer todo tipo de proyectos productivos y creativos que hoy en día son condenados a una muerte prematura por los dictámenes del mercado".
¿Cuál es el último secreto del socialismo a pesar de treinta años de derrota en derrota? Para el autor, que los seres humanos no están dispuestos a abandonar, como proponía Hayek, su aspiración por vivir en un mundo en el que puedan controlar en algo su propio destino. El socialismo siempre ha encarnado esa aspiración.

Breve ensayo de Luis Fernando Medina Sierra, con apenas aparato bibliográfico, tan breve que le quedan a uno ganas de que continúe, dada la claridad con la que te va llevando de un tema a otro, huyendo del tono académico a la vez que del panfletario, afirmando, pero no juzgando (los "logros" de la Revolución venezolana han sido mayores en el mismo lapso de tiempo que los de la cubana, pero en la época en que nos encontramos se juzgan con mucha más dureza; los ideólogos liberales podían apostar por la democracia pero justificar y apoyar dictaduras cuando estas no respondían a sus intereses, Chile; el comunismo ha sido una catástrofe medioambiental mayor que el capitalismo; cuando el capitalismo ha cometido atrocidades se le ha llamado colonialismo, imperialismo o se ha culpado a tal o cual gobierno, en cambio cuando las ha cometido un régimen comunista, la condena ha incluido todos los socialismo pese a sus diferencias...). 

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