sábado, 10 de octubre de 2009

«¡Qué inventen ellos!»

Cinco años no son nada… sobre todo para los economistas gubernamentales si se apoltronan en el poder. «Un lustro perdido para la economía española», titula El País. Son augurios del Fondo Monetario Internacional: hasta el 2014 no se recuperarán los niveles económicos de 2008.


En un ejercicio de voluntarismo el Gobierno de España maneja otros datos que corresponden con sus deseos. Es una práctica habitual en España lo de las cifras discrepantes: por ejemplo, el Partido Popular murciano rechaza el informe de La Caixa que sitúa a esta Comunidad en el segundo puesto en cuanto a abandono escolar prematuro. Ellos tienen otros datos, y al Gobierno de España sólo parece preocuparle que no haya sido elegida Madrid para las Olimpiadas y la oportunidad que se presenta para celebrar un Mundial de Fútbol mientras que al Gobierno de Murcia parece no importarle encabezar todas las listas negativas. Unos preocupados por nimiedades y otros despreocupados de lo importante, pero vivimos en el mejor de los mundos posibles, que diría Pangloss.
Mezclo economía y educación porque de fondo está el nuevo modelo productivo del que habla Zapatero y que no necesita ciudadanos formados. Ese que va a asombrar al mundo y que, por los presupuestos generales, intuimos que no tiene nada que ver con la I + D + I (el presupuesto de los grandes organismos públicos de investigación se reduce un 15% y el de las estructuras estables de investigación sanitaria se reduce un 25%).
Un nuevo modelo productivo en un viejo país que imparte en sus aulas catequesis, que mantiene la tortura de animales como fiesta nacional y que se embrutece con el fútbol y el alcohol… Después de unos años de impulso del Gobierno socialista a la investigación, volvemos al «que inventen ellos unamunianos». Como el «A mí, Sabino, que los arrollo» o el «Spain is different», servimos para crear eslóganes. Nada más.
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1 comentarios:

rubencastillogallego dijo...

Damos pena, es verdad. Creamos eslóganes y nos creemos tan graciosicos que nos olvidamos de lo demás. Así nos va