¿España católica?

Rouco Varela

«España ha dejado de ser católica; el problema político consiguiente es organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español».

 Estas palabras que pronunció Azaña en 1931 no correspondían con la realidad. Pero creo que en la actualidad pueden ser suscritas por la mayoría del Partido Socialista y de sus (en ocasiones) aliados independentistas e izquierdistas. En plena ofensiva católica, tal vez sea el momento de que el Gobierno le eche un poco de coraje y denuncie el Concordato de 1979 a la vez que proponga un cambio en el artículo 16 de la Constitución cuando enuncia «Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones». Lo ideal sería llevarlo en el programa electoral para las generales de 2012 y no hacerlo a hurtadillas como con la reforma del aborto.

Sayyid Qutb

No ocurrirá: Rouco Varela habla de discriminación del catolicismo en la escuela y el Ministro de Educación, tan diplomático, asegura que escuchará con mucho cuidado lo que tiene que decir el Presidente de la Conferencia Episcopal Española. Y no es poco, la verdad: frases como el Estado «no puede invadirlo todo»… pero sí la religión, parecen de Sayyid Qutb o Ayman al-Zawahiri ¿Les suenan? El segundo es el ideólogo de Bin Laden; el primero, padre del fundamentalismo islámico. Rouco Varela no defiende el asesinato de mujeres y niños ni el terrorismo suicida. Tampoco ha llegado tan lejos como el anglicano Arzobispo de Canterbury. Pero el cristianismo es un totalitarismo al igual que el comunismo. Como éste, la religión lo engloba todo, no deja resquicios para la libertad individual. Comunismo y cristianismo (la religión, en general) tienen en común que cuando no han sido perseguidos fueron perseguidores. Que la religión cristiana sea más tolerante que la musulmana, es un hecho. Pero sólo significa que sus creyentes son más relativistas, es decir, menos totalitarios. En definitiva, menos religiosos.

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