"El telediario, un espacio publicitario para ETA", cantan los Chikos del Maiz (grupo acusado de proetarra) y llevan más razón que un santo.
Sin los medios de comunicación propagando, como un altavoz, sus asesinatos, sus reivindicaciones, hace décadas que hubiera desaparecido ETA. Y más cuando al periodista le da por explicar las razones del terrorista. Un grupo terrorista jamás puede vencer a un Estado. O pasaríamos la difícil línea de marcar entre terrorismo y guerrilla.
La prensa española decidió mostrar la violencia etarra en toda su crueldad (aunque se le han escapado en demasiadas ocasiones, tal vez sin querer, justificaciones, aunque el terrorismo de Estado se lo puso fácil al terrorismo étnico). ¿Mejor así que la nota a pie de página que dedicaban a cada atentado en los años de plomo de los 80? No lo sé. Fue una decisión difícil.
Lo que no entiendo son las críticas, ahora que las redes sociales puede amplificar el mensaje de los terroristas (o de mi vecina del tercero), al canal vasco Euskal Irrati Telebista (EiTB) y a su director Alberto Surio por lo que se conoce del borrador del manual de estilo de la televisión.
Se conoce que se permite entrevistar terroristas, siempre desde una posición a favor de los derechos humanos; responsabilizando de las acciones violentas exclusivamente a los autores; sin eufemismos; no asumiendo el léxico o el argumento de los terroristas ni equiparando a las distintas víctimas. Y, por último, garantizando que la víctima no reviva la agresión con la noticia que ofrezca EiTB.
En la práctica resulta difícil, pero en la teoría, una vez que decides informar sobre los terroristas (también una vez derrotado el terrorismo etarra), la decisión de Alberto Surio y de quien haya redactado el libro de estilo (que leo, aunque no lo explican, que ni convence a PNV ni a PP) me parece impecable.
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