sábado, 7 de noviembre de 2009

Releer a Oriana Fallaci

Oriana Fallaci
Tras la paliza a una mujer embarazada musulmana en Socuéllamos (Ciudad Real) y el asesino en masa también musulmán en Estados Unidos, convendría releer a Oriana Fallaci. Sus libros son dinamita, la rabia de ver los atentados terroristas en Nueva York, Madrid y Londres, de ver cómo su Italia es tomada por los bárbaros (musulmanes); pero también el orgullo de saberse partícipe de una cultura occidental inmensamente superiora. Escribía Oriana Fallaci que las únicas obras de arte musulmanes que se pueden comparar a las occidentales (no habló de cristianas, aunque se podría) son la mezquita de Córdoba y la Alhambra: las dos en Europa.
Siempre he mantenido que la Alianza de Civilizaciones significa en el fondo aliarse con los criminales musulmanes: los que defienden el burka, la ablación, los latigazos a mujeres por llevar vaqueros... Comprendo en parte la ingenuidad de Zapatero (aunque más que ingenuidad, en su caso, se trata de hablar y hablar sin que las palabras signifiquen nada), a mí me gusta el cuscús y la música árabe. Pero con su alianza ha tirado por tierra unos cuantos siglos de modernización europea: la que empieza con el Renacimiento y las exploraciones portuguesas y españolas y continúa con la Ilustración.
Su Ministra de Igualdad un día criticó el velo. A la crítica la criticó su propio partido. Es normal: para una vez que decía algo sensato.
Estas palabras están escritas también desde la rabia o el odio que hace funcionar.
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