jueves, 17 de febrero de 2011

Con Dios de nuestra parte


Publicaba José Álvarez Junco Maquiavelo y el pueblo elegido, donde comparaba el Estados Unidos actual y la España imperial y el sentido de que Dios, o la providencia, están o estaban de nuestra parte.


"Su idea del destino providencial de la nación americana es bastante más común de lo que se cree fuera de aquel país. Según ella, los americanos son los continuadores del Pueblo Elegido, y por eso reciben una recompensa superior a las de otros si siguen los mandatos divinos (el dominio del mundo, nada menos) y sufren mayores castigos que los demás si los desobedecen".
Como explica, la tesis no es nueva: en la España de Felipe IV, cuando el Imperio se derrumbaba, lo primero que se les ocurrió fue moralizar las costumbres, el cierre de burdeles, por ejemplo. Aunque Felipe II ya se adelantaba: «Yo envié a mis naves a pelear contra los hombres, no contra los elementos», aunque estos elementos puede ser la voluntad de Dios. Como dice Álvarez Junco, "Porque, a la hora de los fracasos, cuando alguna operación, por ejemplo militar, salga mal, no tendrá manera de explicarlo, salvo que piense que ha disgustado de algún modo a la Divina Providencia. Y la solución no será rectificar su política, mejorar sus técnicas militares o abandonar alguna empresa por su excesivo riesgo o coste, sino, por ejemplo, cerrar prostíbulos, como hizo Felipe IV; o castigar con dureza la homosexualidad, como propone Phelps".

El providencialismo (el fundamentalismo) norteamericano nace desde el comienzo de su historia: de escapados de la represión religiosa europea que pensaban estar construyendo el mejor de los mundos posibles. Escribe Peter Scowen: ¿qué diferencia hay entre el Truman que dice "damos gracias a Dios de que la bomba atómica haya ido a parar a nuestras manos y no a la de nuestros enemigos; y le pedimos que Él nos guie para utilizarla según sus designios y sus fines" y cualquiera de los discursos que pronunciara el iluminado Bin Laden?
El fundamentalismo moderno norteamericano nace con los hermanos Stewart (es un lugar común, como se lee en Karen Armstrong: post mío sobre su libro) cuando en un congreso bíblico de 1910 publicaron The Fundamentals. En 1979, uno antes de la elección de Reagan, aparece Moral Majority de Jerry Falwell (Karen Armstrong da más importancia a estas tres figuras: Howard Phillips, Richard Vignerie y Paul Weyrich), cuando este desapareció por corruptelas y escándalos sexuales, salen a escena Pat Robertson y su Christian Coalition a finales de los 80. Este culpa a los homosexuales, a los judíos, a los ateos del 11-S. Aquí una de sus perlas: "El programa feminista no trata de la igualdad de derechos para las mujeres. Se trata de un movimiento político socialista y antifamilia que incita a las mujeres a abandonar a sus maridos, matar a sus hijos, practicar la brujería, destruir el capitalismo y hacerse lesbianas". Con el hacerse lesbianas, las remata.
Este pensamiento influyó mucho en la Administración Bush, el mismo Bush un borracho con remordimientos que se hizo de la secta. Mientras que con Obama parece que se ha refugiado en Tea Party y similares. Aunque el propio Obama tiene la mala costumbre de nombrar a su Dios cada dos por tres.
Imagínense algo parecido en la España actual y no en la Imperial.

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