martes, 15 de febrero de 2011

Cine en casa antes que salas de cine


Mientras De la Iglesia aseguraba que el futuro del cine está en Internet, Javier Mariscal hablaba sobre el goce de ver cine en sala grande.
Los que preferimos nuestra casa al cine para las películas en cierto sentido somos esclavos de nuestros vicios: cómo ver una película donde los protagonistas fuman sin parar y no fumarnos un pito; o un whisky de madrugada mientras nos tragamos Retorno al pasado. No se trata tanto de si somos capaces de aguantar dos horas sin fumar o beber, sino de que el cine se aprecia mejor con humo, con café, con alcohol...
Se da también un cierto gesto, no sé si elitista, preferimos el cine en versión original que raramente podemos ver en Murcia capital y menos en el resto de la región. Tampoco nos gusta compartir el cine con el papá y la mamá a los que no se les ha ocurrido otra cosa que llevar al nene con ellos y que no para de berrear. O esos adolescentes que no se callan un momento y les entra la risa tonta.
Sin embargo, hasta que no vi los western de Ford en la Filmoteca, o Luis II o el Gatopardo de Visconti, no pude disfrutarlas en todo su esplendor.
Cada vez son más económicas las pantallas gigantes HD, aunque también son más pequeños los pisos donde nos alojamos, y tener un proyector y un buen sonido puede conllevar echar a la familia de casa.
En mi caso siempre preferiré el cine en casa por comodidad, lo que no excluye que, si algún día, esta moda represiva disminuye y a los que no nos importe tragarnos nuestro humo y el del vecino o trasegar los mismos cubatas que el prota podemos tener nuestro propio cine, vuelva a las salas de cine. Aunque dudo que nada cambie: si tenemos pantallas HD, con 3D, con subtítulos, la buena compañía de amigos... podemos certificar que a las proyecciones en sala le quedan poca vida.
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1 comentarios:

kuro dijo...

Respeto tu opinión como amigo, como cinéfilo y porque ahora soy más transigente que antes. Me gusta mucho tu entrada, me gusta bastante cabronazo. Pero te mato o mataría, si te pones a fumar a mi lado mientras vemos una película juntos. Bebersre un whiskey o una ginebra no lo descarto, pero fumar, NO.

Jaime, mil veces, millones de veces he salido encendido y no porque salieran tías en pelotas en la pantalla. Sino, por los imbéciles de mierda que se pueden llegar a juntar en una sala para comer, hablar de la fiesta de la pasada noche y a reir. Odio, detesto, me pongo malo, si no hay silenci oabsoluto en una sala, mientras la película no pida otra cosa. Me gusta mucho ir al cine, es un momento especial y mágico, pero también disfruto en mi casa y mucho. Con una tv grande y super moderna (que ahora mismo no tengo) y un equipo de sonido que va de putísima madre (que si que tengo.

Cada vez, por h o por b, la gente se queda en casa, incluso, sin tanta técnología y prefiere ver lo que alquila o baja en su pc y pantalla de tv. Javier Mariscal y Alex discrepan aparentemente, pero creo que los dos apoyan lo mismo. Tienen la esperanza de que esto resurga de sus cenizas de la manera que sea.

P.D: Te invito a una sesión gore. Y ya te peudes imaginar en puesto de tabaco lo que tengo para ir viendo la película.