domingo, 3 de julio de 2011

Rango: el mejor western desde Peckinpah

Que el director de El ratoncete cabroncete (también conocida como Un ratoncito duro de roer) llevará desde entonces, 1997, sin diririr una película decente, puede hacernos pensar en esa rara habilidad de Hollywood para despojar de cualquier talento a sus directores más raritos.

The Mexican, el remake de The Ring y las tres primeras partes de Piratas del Caribe fueron un desperdicio de talento que subsana Rango (2010), una marcianada de dibujos animados, un homenaje irónico al western que, curiosamente, acaba siendo la mejor película del Oeste de la década, por encima del remake de Valor de ley (crítica mía aquí) o de otra remake, el del El tren de las 3:10, ambas buenas películas. 
Un protagonista, con cierto parecido a Antz, y con muchas dudas existenciales (¿Quién soy? ¿Quién eres?, es una constante durante toda la película) se embarca en una aventura que responderá a estas preguntas cuando llega a un pueblo donde la escasez de agua hace inevitable que se convierta pronto en fantasma (antes hay un prólogo soberbio, de Rango en la piscina preguntándose si un héroe puede vivir en el vació). A su llegada se hace pasar (los habitantes hacen mucho de su parte) por un famoso pistolero al que acogen como un salvador (a la manera de Tres amigos de John Landis). 
Desde ese momento, puro western en las secuencias: el duelo, la fogata nocturna, la patrulla ciudadana, la huída en caravana, el intento de linchamiento en la cárcel, "la escena del atardecer"... y unos personajes secundarios conseguidísimos: la joven a quien quieren arrebatar el rancho de su padre (voz de Isla Fisher), el alcalde en silla de ruedas (con un parecido al Barrymore más malo), la familia de forajidos, el "indio" explorador, el niño que idolatra a Rango... y la cuadrilla de cantantes mexicanos que actúa como irónico coro griego anunciando la tragedia. 
Y aquí uno de los puntos sobresalientes, la magnífica banda sonora de Hans Zimmer, que en 2010 ya le dio a Christoper Nolan otra soberbia para Inception. Los otros, las escenas de acción (superiores a casi cualquiera de los películas con actores: en momentos se te olvida que estás viendo dibujos), el humor extraño (ni en Piratas del Caribe llegó a perderlo), los guiños y homenajes (no parodias) del western, a pesar de que se ha insistido en el espaguetti western, veo más referentes al clásico.
Ahora prepara la versión cinematográfica del videojuego Bio Shock y una película de animación con (atención) David Fincher, Zack Snyder James Cameron, revisión de Heavy Metal (1981). Hasta entonces ya he puesto a descargarme el Ratoncete cabroncete que tantos buenos recuerdos me trae de una tarde en Centrofama, en parte borrachos en parte ciegos, aplaudiendo Molino, Coco y yo cada putada que les hacía el ratón a los dos hermanos. 
Desde que murió Peckinpah, nadie, ni Eastwood, había hecho un western tan divertido, irónico y a la vez respetuoso con las claves del género.

PD. Una crítica ingeniosa: "Admitámoslo: un spaghetti-western con reptiles nunca iba a sonar tan bien como, digamos, una peli de kung-fu con un panda. ". (de Kim Newman en Empire). Solo que no es cierto.

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