viernes, 26 de agosto de 2011

Los Libertadores, de Robert Harvey: el retrato de los padres de la Independencia

Entre los libros que han conmemorado el Bicentenario de la Independencia de América, destaca Los Libertadores. La lucha por la independencia de América Latina. 1810-1830 de Robert Harvey. Destaca por entretenido, porque puede llegar por igual a un lector con conocimientos previos que a quien haya escuchado hablar de Bolivar o San Martín pero nunca de Miranda o Higgins.

En cierto sentido, Robert Harvey todavía escribe historia a la antigua, centrándose más en unos personajes que en los procesos. Una vez leído este Los Libertadores sería recomendable leer sobre el mismo tema a John Lynch (no conozco por dónde van actualmente los estudios sobre la Independencia).
A los personajes que nos presenta, les busca el lado heroico siempre, pero no evita las preguntas: qué opinión tenía Simón de Bolivar de la esclavitud o de la democracia; ¿y su guerra a muerte al español?; San Martín y la masonería; San Martín y su enfrentamiento con Bolivar, pero, sobre todo al final de sus vidas, ¿la América que soñó Bolívar tuvo algo que ver con la que heredaron sus descendientes?
Los Libertadores comienza con el personaje que me ha resultado más interesante, junto a Higgins, Francisco de Miranda: aventurero, gran amante (de Catalina de Rusia, por ejemplo), duelista, participante en la Revolución Francesa, aunque con una actitud que molestó a ciertas autoridades, conspirador "de salón" desde su casa de Londres, enemigo de Bolivar cuando el foco se desplazó a este (o Bolivar enemigo de él)...
Después los auténticos padres de la Independencia: Bolivar y su mujer española a la que adoraba (años más tarde reconocía que si esta no hubiera muerto tan joven su "carrera" de Libertador no existiría), los cruces de los Andes de San Martín y Bolivar. reconoce Harvey la mayor dificultad del que llevó a cabo el segundo, aunque el primero, como experto militar, consiguió cruzar con todo su ejército en posición de combate para enfrentarse a los españoles: a los que derrotó (también Bolivar, a base de alianzas fue capaz de preparar un ejército). Las alianzas cambiantes, al igual que el propio término de "español", da lugar a hechos sorprendentes si lo miramos con mentalidad anacrónica: el auténtico Libertador de México fue Iturbide, quien antes, al servicio de España, acabó con las primeras revueltas indígenas que asustaron a la clase propietaria. 
Aunque dramáticamente qué historia mejor que la de Bernardo O'Higgins, convertido a la causa de la Independencia tras una entrevista con Francisco de Miranda. El padre de Bernardo fue un irlandés al servicio de España: el último virrey del Perú (título fantástico de novela). Y su hijo Director Supremo de Chile, en una política en la que intentó modernizar el país pero al que también acusaron sus enemigos de grandes crímenes.
Luego están las figuras de Lord Cochrane, que no me despierta ninguna simpatía (navegar bajo una bandera falsa y atacar luego no parece para nada noble, pero no sé cómo era la lucha marítima) y el hijo del rey de Portugal que se convertirá en Emperador de Brasil: Pedro de Braganza.
Derrotas, victorias, ninguna definitiva, enfrentamientos, límites territoriales... plagado de anécdotas no da respuesta a las grandes preguntas sobre la posible unificación de América (¿con otros protagonistas hubiera sido posible?), el legado del caciquismo (que también asoló España en el XIX), la vertiente revolucionaria-social de las independencias o, por el contrario, su intento de mantener, aunque con ideas llegadas de Francia e Inglaterra y con el influjo de la Independencia Norteamericana y de la Española frente a Francia (San Martín luchó por España), el status quo; la guerra racial...
Bolivar y San Martín, durante su reunión en Guayaquil
El libro se devora y daría para algunas buenas películas (ya hay por lo menos una, aunque no la he visto todavía: San Martín, el cruce de los Andes), como ese Francisco de Miranda intentando marchar de la Corte de Rusia y una Emperatriz en celo que no lo deja; o todas las ideas y venidas de un Bolivar infatigable (el estudio de su personalidad y la de San Martín) o la carrera de Iturbide hasta convertirse en Emperador de México.
O la reflexión de Martin Amis sobre el éxito de los bolcheviques: "con un coeficiente diez puntos más alto de Nicolás no hubiera existido Kerensky, con diez más de Kerensky no hubiera existido Lenin". Y si no hubiera muerto la esposa de Bolivar, ¿se hubiera convertido en un rico hacendado entre sus posesiones, la capital y el casino? ¿Para quién hubiera quedado entonces la gesta de la Independencia?
En su ensayo Naciones rebeldes M. Lucena Giraldo advierte que el relato heróico, como el del libro de Harvey, conduce frecuentemente a una historia estereotipada (unos muy buenos, otros muy malos), pero por lo demás cuando mira el pasado encuentra los gérmenes de la esperanza del presente:
"Si se intentan superar los sólidos lugares comunes que cimentan el excepcionalismo latinoamericano, centrado en la idea del fracaso permanente frente al éxito de Estados Unidos, Europa y demás primeros mundos, el mensaje del bicentenario radica en que existe un nuevo futuro posible, porque así ocurrió en el pasado".



Votar esta anotación en Bitácoras.com

0 comentarios: