viernes, 20 de abril de 2012

De Remington Steele a Castle: tensión sexual no resuelta

Castle, por encima de cualquier serie de la actualidad, sigue el modelo de Remington Steele: aquella serie donde Pierce Brosnan (de misterioso pasado) se hace pasar por el detective creado por Laura Holt (Stephanie Zimbalist).

Durante cinco temporadas, además de una serie de detectives, asistimos a una comedia de guerra de sexos: él era encantador, ingenioso; ella eficaz, inteligente. El oscuro pasado de él impedía (voy por la tercera temporada) que la relación fuera a más: aunque en todos los episodios hay cierto amago: un beso cuando cierra el capítulo (a la manera por ejemplo que en las novelas de Perry Mason este acababa siempre de cena con su secretaria Della Street). Pero no jugaba con la trampa que podríamos denominar trampa Friends: rupturas y noviazgos Ross y Rachel para que durara más en antena.
También estaba Luz de luna, con una pareja aún más carismática (de niño siempre quise ser Remington Steele): Bruce Willis y Cybill Shepherd, aunque recientemente solo he visto la primera temporada (también es una comedia de guerra de sexos).
Antes que Castle estuvo Bones, en una epoca donde triunfaba el modelo CSI, aquí la trama forense tenía menos transcendencia que el choque de caracteres entre la doctora Brenan y el agente Booth. Ese tira y afloja hasta convertirse en pareja ha durado siete temporadas.
Ni The Mentalist, Rizzoli and Isles, Persons of Interest continúan la senda de Bones y Castle porque existe un problema evidente: hasta cuándo puede mantenerse la pasión (en el espectador) por la pareja si no se consuma la relación entre ellos; y cuando lo haga ¿ha perdido entonces todo aliciente la serie si no es capaz de presentar casos como The Closer?
En Castle, a falta de los últimos episodios de la cuarta temporada, han repetido el truco de la segunda (me parece): el recurso de que, cuando uno de los dos toma la iniciativa, un malentendido hace que el otro comience una relación. Dos temporadas de por medio y dos episodios casi clavados. Funciona mejor la serie cuando menos se centra en la relación de los dos.
Los productores no tienen dudas, estoy seguro: Kate Beckett y Richard Castle continuarán su relación-no relación a trancas y barrancas hasta que los protagonistas busquen nuevos aires o la audiencia le dé la espalda (raro, en el fondo somos muy conservadores, podemos ver Bones o Castle de fondo antes que arriesgarnos con lo nuevo). Es triste pero no hemos evolucionado tanto desde Remington Steele (y Remington Steele desde películas como la Cena de los acusados u Ocho mujeres y un crimen) en las series o películas que se basan en la atracción física entre protagonistas.

PD. El último capítulo de la cuarta temporada cambió la relación entre Beckett y Castle. En los primeros de la Quinta, a mi madre y a mi compañero de trabajo no les guta que ahora sean pareja. La tensión sexual no resuelta se resuelve y los dos creen que ha perdido su encanto. Escribiré sobre esta quinta temporada cuando finalice.

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