jueves, 20 de septiembre de 2012

Encubridora: Marlene Dietrich y Fritz Lang visitan el Oeste



La crítica norteamericana prefería la etapa alemana de Fritz Lang a sus años en Estados Unidos. A este segundo Fritz Lang lo consideraban alimenticio; al primero, el artista.
El prejuicio probablemente no fuera tal: la mayoría, a diferencia de nosotros, jamás pudo contemplar sus películas. Y el eco de los hallazgos llegaba de oídas.

Como con la reivindicación de tantos otros directores, fue Peter Bogdanovich el que rompió el tópico en un libro titulado Fritz Lang en América (no sé si se encuentra descatalogado). Quizá M y el Testamento del Doctor Mabuse resulten insuperables, pero a mí sus otros películas alemanas me aburren.
Fritz Lang, como Billy Wilder (quizá porque ambos vivieron en la Alemania de Weimar, primera sociedad de masas), se adaptaron perfectamente a los géneros norteamericanos. Y Fritz Lang al más norteamericano de todos (exceptuando el musical): el western. La venganza de Frank James (1940) y Espíritu de conquista (1941) tal vez no se puedan catalogar de obra maestra, Encubridora (Rancho Notorious, 1952), sí.
Es un western y también una intriga (¿quién asesinó a la prometida del personaje interpretado por Arthur Kennedy, un actor que se le recuerda sobre todo por sus papeles de villano) en el que aparece Marlene Dietrich (la primera vez que la vemos, en su línea de mujer fatal, monta a caballito a un hombre en una carrera) en un vestido largo negro escotado o en pantalón vaquero.
La primera y única vez que trabajó con Fritz Lang, quien le cuenta así su experiencia a Peter Bogdanovich en El director es la estrella (Volumen I): «Me caía muy bien. En otros tiempos le tuve mucho cariño […] Yo quería escribir una película sobre una corista madura, pero deseable todavía, y un viejo pistolero que ha perdido el toque […] Pero a Marlene le molestaba eso de pasar elegantemente a una franja de edad ligeramente superior; se fue haciendo cada vez más joven, hasta que no pudo pasar. Además, se aliaba con un actor en contra de otro. No fue muy agradable».
Marlene Dietrich, acompañada de Kennedy y Ferrer
A pesar de su enfrentamiento con Dietrich, una de las peores lenguas de Hollywood, y de un presupuesto muy limitado, los tres personajes principales (el de Marlene Dietrich, el de Arthur Kennedy y el de Mel Ferrer) están excelentes; el prólogo donde nos cuentan la historia de Altar Kane en flashbacks recuerda hasta al de Ciudadano Kane e incluye, por primera ve en un western, un tema musical que recorre explicando la película entera. «Se me ocurrió la idea y lo hablé con el guionista, Dan Taradash –un hombre al que admiro mucho- y decidimos hacer una canción que se escuchara durante toda la película. Personalmente me encanta esa canción».
A Fritz Lang no solo le cambiaron el título (se iba a llamar la película Chuck a Luck, como el rancho de Altar Kane, pero el productor Howard Hughes lo cambió por Rancho Notorious porque el excéntrico magnate retratado por Scorsese en El Aviador pensaba que no se iba a entender en Europa), también el montaje. Las miserias del artista: «Según mi contrato no tenía derecho a editarla hasta después del pase previo. Pero los directores no tienen derechos de autor».

Votar esta anotación en Bitácoras.com

0 comentarios: